Pienso en los días venideros
como un barco pequeño
perdido en el mar.
A la deriva todo parece alejarse,
cada sonrisa, cada latido,
solo existe ahora este inmenso azul
que me consume.
Y pienso en los días venideros
como un mar calmo
que no me deja en ninguna orilla,
que no hace más que arrastrarme
ni siquiera hasta el fondo.
Me deja, solamente, a la deriva.
Pienso en los días venideros
y me siento completamente
a la deriva.
Ojalá, el mar me trague
y me escupa si quiere
cuando pase esta tormenta de quietud