¡Bienvenides al país donde las M son más que una letra del abecedario, son un viaje de aventuras presidenciales! En esta comedia de letras, exploramos la «Maldición de la M» que ha dejado su huella en la historia argentina, desde Menem hasta Milei.

1. Menem: El Rey de las Modas

Primero en la línea de fuego es Carlos Menem, quien llegó a la presidencia con su carisma y, por supuesto, sus extravagantes corbatas. Con su estilo único, dejó una marca imborrable en la década del noventa. Aunque muchos recuerdan su mandato con nostalgia (y algunos por los helicópteros presidenciales), la economía sufrió altibajos que nos dejaron preguntándonos, ¿fue todo por las corbatas?

2. Macri: El Experto en Timbreos y Chistes de Deuda Externa

Mauricio Macri, el presidente que llevó el arte del timbreo a otro nivel. Su chispeante sentido del humor no solo generaba risa, sino que también nos dejó con algunas preocupaciones serias. Además de sus incursiones en la política, Macri, empresario de profesión, trajo consigo una serie de conflictos de intereses que generaron debates sobre la delicada línea entre los negocios privados y el servicio público.

3. Milei: La Revelación Rebelde

Javier Gerardo Milei, el economista rebelde que prometió más de lo que algunos esperaban. ¿Cortarse un brazo si subía un impuesto? Bueno, los impuestos subieron, pero los brazos de Milei siguen intactos. Tal vez haya un mercado negro de brazos del que no estamos al tanto. Y ni que hablar de su fascinación por ser un cipayo orgulloso de vender la Nación por dos mangos con cincuenta. 

4. ¿Massa rompía la racha?

Sergio Tomás Massa quizás hubiera hecho un gobierno espantoso (y no sólo porque su apellido empieza con M) pero eta vez termino quedándome con lo que no pasó antes que con el desastre que vivimos por estos días. Sin dudas hubiera sido inteligente por parte del peronismo, y lo digo de acá en adelante, no poner a un candidato con esa letra.

Conclusión: La M no es para Todos, Pero al Menos Nos Hace Reír

Al mirar hacia atrás, desde Menem hasta Milei, podemos preguntarnos si la elección de un presidente con M es un riesgo o simplemente una serie de coincidencias cómicas. Y mientras seguimos buscando el patrón detrás de la Maldición de la M, al menos nos queda el consuelo de que en Argentina, siempre hay espacio para la risa, incluso en las elecciones más terribles.