una mañana.

El agua del termo

que se vierte en el mate,

y tostadas con dulce.

Para vos, un café cortado

y galletitas.

La charla es interrumpida

por un cielo

que pareciera vaciarse

y por la gente que al pasar

impone su voz por sobre las nuestras.

Una reunión

casi sincronizada.

Una imagen inconstante

y consecuente,

a través de una ventana pixelada.

Por momentos cometo el error

de querer convidarte un mate.

Hablamos de la actualidad

de la nueva normalidad

de los días en el río

y las noches en el campo…

Hacemos una pausa necesaria

y un silencio melancólico

congela el instante,

al tiempo que la aplicación

marca el fin.

Sólo nos queda un minuto

Hasta el próximo desayuno,

Hasta el próximo encuentro.