M:

Tuve un sueño,

caía poco a poco

y todo se oscurecía.

Intentabas tomarme de la mano

y no nos alcanzábamos,

los brazos no llegaban.

Pensé en la timidez de los árboles.

R:

Confinamiento se llama.

Extrañarnos

seguro que también.

M:

Se llama la timidez de los árboles.

Sus hojas y sus ramas

no se tocan

se mantienen cerca

quieren atrapar al sol

o simplemente no crecen

porque creen que ya no es momento.

R:

Es como una grieta?

No sé de botánica,

lo imagino hermoso.

Hojas que se rozan

sin llegar a más.

Cerca,

pero no revueltas.

M:

Vos no sabes de botánica

ni yo de arquitectura:

 la arquitectura de los árboles.

Tal vez sólo se adapten

como nosotros ahora.

R:

Tal vez sean los soplidos

tempestuosos

los que originen

tal separación.

Esas rajaduras

en donde se filtra el cielo

no son casuales

son la belleza de la distancia.

M:

Esas rajaduras

son las ranuras de la timidez.

Forman el dosel,

techo protector

de las flores.

R:

Creería que sólo se trata

de prevenir el contagio

de alguna enfermedad.

M:

Quizás el vínculo

sea más que tocarse

y sus raíces entrelazadas se reconozcan

se compartan

y no necesiten más.

El lugar a donde el tacto no llega.

R:

Abrazo M, desde la raíz.

M:

Abrazo R, desde la raíz siempre.

R:

Me quedé pensando

en tu sueño

y en la suerte

de los tímidos.

M:

¿Qué pensaste?

R:

Muchas cosas.

Pensé en la belleza

de la distancia

en la timidez de los árboles

en la angustia de la distancia

en la timidez de un tímido.

No es visto

de la misma manera…

M:

No, es cierto.

Tampoco se siente

igual.

Aunque en verdad

desconozco

como siente un árbol

y sé perfectamente

como siente un tímido.

Pero no quiero irme

por las ramas

-chistecito-.

Quiero leerte.

R:

Si, por eso es que te escribo

No abundan

los tímidos

o se esconden.

La timidez

hoy

es una rareza.

La timidez

en una persona

es vista

como una rareza.

Los movimientos torpes

de los tímidos

no son contemplados

como las ondulaciones

por el viento,

de las ramas

de los árboles.

Los brazos de un tímido

no tienen tal gracia.

Ni que hablar

del rojo incómodo

en su rostro.

Jamás será apreciado

Como el rojo vivo de una flor.

M:

Recordé aquel día

en el que como arrebato,

decidí intervenir

en una charla

en dónde había

gente desconocida,

y alzar mi voz.

Inmediatamente

sentí el calor

del verano europeo

en la cara

(aunque nunca fui a Europa en verano).

Hubiera pasado

como un momento más,

de no haber sido

por la interrupción

de aquel

al que le gusta

meter el dedo en la llaga

y hacerlo notar.

Vi esos ojos

mirando mi cara

y recordé nuevamente

lo que se siente ser tímido.

El agua en la hojas

de las plantas

es bella y poética,

no así, el sudor

en las manos de un tímido.

R:

¿Será que ya nadie se sonroja?

M:

¿Será que en realidad no existimos

y todo esto es parte de una ilusión

o un sueño?

R:

jajajjaaj

Todo, siempre ,

se le atribuye a los sueños,

incluidos los tímidos.

M:

Después seguimos,

voy a salir a la puerta

por un poco de aire.

R:

Por un poco de sol.

Beso!

M:

Beso!

M:

 Los cables de los postes son como venas

 donde se posan los pájaros

para sentir el correr de la sangre

que fluye a través del viento

R:

¿?

M:

Es un pensamiento

que me surge

de ver esos pájaros

en los cables

de los postes

R:

Ah!

En donde yo estoy

sólo veo edificios

y más edificios.

Muuuy de vez en cuando

algún pájaro.

Me imagino tu cielo

despejado,

la sombra de uno

o más de esos pájaros

con una aureola

de luz

afirmando

la oscuridad de la forma,

acentuando los bordes.

Más allá del viento

veo una imagen

inmóvil

abstraída

de toda naturaleza.

M:

Y las venas

R:

Y las venas!

Un flash!

Esos cables que son venas

y la sangre…

del cielo?

de los postes?

de la nada?

R:

Voy a dejar que la tarde sea

tarde

y la noche

se haga noche

Te mando un choque de codos M.

M:

De esos que no te tocan R.

La tarde cae,

 y mientras el arremolinado viento

hace que las ramas se desplieguen

frenéticas

y lejanas,

las luces de artificio, se encienden

dejando visibles

 aparentes siluetas de árboles tímidos

y dos pantallas de teléfono

que se prenden y se apagan

como luciérnagas

como brillantes ojos de búhos

que se posan

en las ramas.

Días después …

R:

Estoy arriba

en el techo

aprovechando los últimos días

del invierno.

Subí para observar el tren espacial

Sabés qué es?

M:

Hola!

No, ni idea.

R:

Jajajajaj ok.

M:

Estoy en un día particular,

Hoy no hablé mucho de nada

sólo me detuve a respirar.

R:

Menos mal!

M:

Lo que quiero decir es que

como en un acto de supervivencia

desesperado

aquieté mi cabeza,

o eso intento

y me dispuse a hacer respiraciones

con conciencia.

R:

Seguro te ayude.

M:

Si, no sé,

que se yo.

En principio

estuve concentrado

en algo mínimo

que es pensar como el aire entra

y después como sale.

Observar la respiración.

R:

Nunca te conté

pero a veces lo hago

cuando no puedo dormir.

Una vez tuve una visión,

duró, nada.

Era el buda joven

no sé su nombre

ni tampoco

 el mudra que realizaba.

Una imagen bella

y fugaz.

M:

Oh!

Qué lindo!

Por qué nunca me contaste?

R:

No sé.

No sólo los tímidos

cuentan menos de sí

Jajajajaj.

M:

Jajajaj

tenés razón.

Qué bueno

sentirse acompañado

aunque ignorante

de info.

Seguís en la terraza?

Qué es eso del tren espacial?

R:

Si , sigo acá.

Parecen estrellas

pero son satélites

que van uno atrás del otro

como si fueran vagones,

creando ese efecto de tren.

Es algo maravilloso!

Casi todos los días

pueden verse.

Algunos días

pasan uno o dos

y otros, como hoy,

van a pasar alrededor de 50.

Falta un rato aún.

Vos que hacías?

M:

Sostengo la luna,

Muevo los brazos como nubes

Y recojo flores .

Danza lenta y silenciosa.

R:

Lo blando y lo duro

Como el agua y las piedras

La defensa de lo suave,

de lo que casi no se mueve.

Como el tronco

de los árboles

que permanece

erguido

más allá de todo.

Y sus ramas son la defensa.

M:

Tal cual!

Como un árbol que lucha y resiste,

que muere de pie.

R:

Uff … Hermoso!

Te dejo que ya casi es la hora

del tren espacial.

Abrazo fuerte!

M:

Abrazo eterno!

M:

Tuve un sueño,

caía poco a poco

y todo se oscurecía…

Y así, la distancia se hizo presente,

y esta, fue una distancia definitiva

en un mundo devastado

por guerras

pandemias

desastres naturales

y ecocidios.

Tal vez lo único que quedó de nosotres

sea la memoria de los teléfonos,

la inteligencia artificial,

los algoritmos,

que al haber alcanzado

cierta humanidad melancólica

reproduzcan

una y otra vez

las charlas guardadas en dispositivos.

O quizás esas charlas sean un invento

basado en un historial de navegación

que no llegó a eliminarse por completo

antes de que todo se destruyera

 al fin.