Pienso en las notas desparramadas por ahí.

Gonzalo, comprá pan.

Me fui. Vuelvo en el de las 12.

Gonzalo, hacé sopa.

Notas de papel que si los ácaros son generosos, que si los hongos hacen un stop, quedarán para alguna posteridad, sin referente, sin emisor y con más sentidos encima…

¿Y las notas no escritas qué?

Gonzalo, hoy estoy acá pero estoy allá.

Gonzalo, estoy allá pero sigo estando acá. ¡No te preocupes!

Desfilan listas de compra, conversaciones monotemáticas, verdades huidizas… Mientras tanto

una veta oscura de la vida nos difumina y parasita nuestros secretos, nos interna en evasiones ingratas…

¿Hace cuánto que no ves una cara?

¿Hace cuánto que no mirás un par de ojos y hablás en serio?

Hoy tengo que estudiar y no sé por donde arrancar.

Mejor empezar por sacarme esta mochila de palabras que aunque no revelan nada lo dicen todo.