Mientras los pájaros empollan fuego en la ventana del hospital

me gime el cuerpo en dos pedazos impares.

Recupero a través de la lenta respiración la vida

y escupo en cada instante mental un momento sin recuerdo ni horas.

Me pregunto si estoy o si soy un disfraz,

miro los pájaros en la ventana,

creo que sonríen. Me pregunto si sonríen los pájaros.

Mastico tiempo, acorralado por sábanas futuras y agujas presentes.

Hay una presencia quística

que es como un reloj de péndulo,

una suerte de nada conjurada para siempre.

Digo adiós al día, los pájaros en la ventana dudan.

Dudan de mi, dudan de levantar vuelo.

La noche llama en llamas, calor de verano y aires quietos,

me doy vuelta en los pensamientos y el cuerpo impar gime en silencio,

quiero no estar, los pájaros se van.

Aquí estoy yo, la ventana vacía y los pájaros volaron hacia otro día.

javier cristobo