La poesía es habitacional: estacionarse requiere de tiempo. Habitar el poema es la única forma de develar el universo semántico que se esconde detrás de las palabras. Cada lector tejerá su propio hilado: uno siempre termina leyéndose a sí mismo.En una era de trenes sin estaciones, habitar un poema es, por lo menos, un acto de resistencia. L. S.
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