Matsuo Bashō
bajo del monte Fuji
en una noche de otoño. Acudió a mí llamado sin obstinación y dijo
mientras me veía navegar por Instagram desde mí celular
que no entendía la necesidad de poseer
tanto de nada en tan poco tiempo
le pregunté por qué decís eso Matsuo Bashō
Entonces cerré la pestaña de instagram,
solté el celular
Y él siguió
tu generación
desea todo
tan rápido
son tan duros
pero tan frágiles
y tan sensibles
al mismo tiempo
Al menos
ahora
yo deseo lo
que ya tengo
es sencillo
le dije
Pero Matsuo Bashō
veía más allá de mí
por eso río
sacate la careta
dijo
vos deseas lo que no posees y aunque no lo admitas
vivís pensando en
aquello que tu mente cree necesario
y así sufrís plenamente
por el artificio que devora tu cerebro
Entonces reí
Matsuo Bashō
también se río
Matsuo Bashō
el fantasma
el poeta
el samurái exiliado
miro el horizonte desde la ventana
de mí departamento pequeño en Bahía Blanca
situado en Avenida Urquiza
Desde este lado
del mundo nada parece interesante
Casi no hay árboles
Cortaron la corriente de un bello río sin motivo
y las personas lloran por estar en cuarentena
Otras lloran por amor
Otras lloran por carreras universitarias
Otras lloran por su trabajo
Otras lloran por la ausencia de trabajo
Tras la sencillez ingenua de las imágenes
se agazapa la conciencia de una vida frágil y precaria
Nada es lo que aparenta
Dijo Matsuo Bashō
Hay una realidad
aún más profunda
y cada uno
lo sabe
incluso vos
lo sabes
Ostentan tanto
Ustedes
ostentan tanto el mundo material
Es como si lo eterno
Se hubiese enamorado
De las creaciones
del tiempo
Se olvidaron de sus raíces
Pero las recuerdan
inconscientemente
Matsuo Bashō
quién había abandonado su legado de ser samurái
para escribir haikus durante una dinastía remota
Tomó entre sus manos mí cuaderno
de poemas y dibujos y lo incendio
allí en el medio del living
también agarró mí celular y lo arrojo a la hoguera
Todo esto
es una escena casi imperceptible
y rutinaria en mí trabajo dijo Matsuo Bashō
por eso
con los ojos concentrados
en el fuego permanecimos en silencio
hasta la llegada del día