Vivo entre la angustia y la ansiedad. Una me paraliza, me hunde, y la otra me activa, encendiéndome las alarmas internas. Desde afuera se podría decir que el resultado es el mismo, se me ve igual (de mal). Pero se siente muy distinto.

Lo curioso es que en otros idiomas no encontré una diferencia tan clara entre ambas palabras. ¿Cómo hubiera construido a esa Ceci paralela no hispanohablante? Si no hablara español, ¿sentiría una mezcla entre las dos? Lo veo difícil, el hielo y el fuego no se mezclan, o nos quedamos sin alguno o sin ninguno.

«No hice nada» le dije a un alemán una vez y se me quedó mirando. «¿No hiciste algo o hiciste nada?» Me dijo el pobre, confundido. Y yo soy un poco eso: la contradicción de la doble negación que se opone a la regla matemática de los signos y sigue siendo negación.