De esta tarde que ya recuesta azul infinito en los bordes de los techos, mis ojos llenos de fracasos del índice de clavijas, buscando respuestas allá, dónde la densidad turbulenta arrastró y solo es hoy la vieja tarde, cayendo sin comprender su paso.

La cronología elude sentimientos, alegrías, miedos, los fríos de las irónicas historias, la felicidad de otras, te miro en cuarto creciente…divago en lo invisible y complejo del universo.

La mitad lumbre, suspendida, tan ajena a los rostros de esos de viajes fantásticos que te buscan con labios de promesas de bajarte… y sucede la magia… entregarte todos nuestros deseos.

Hoy noche vieja de un diciembre partido, caluroso, caben sentidas luciérnagas con granitos de amor almas frágiles, pulidas, felinas, guardianas agónicas de los símbolos con tintas.

Enciendo fogatas con ramas verdes y la histeria del humo pregunta al viento ¿No ves que ardo en lo inerte? Ventoso enojo barre atezadas partículas celestes.

Fluye el tiempo del paso perpetuo, el día viejo desvanece consumido, sediento de anhelos.

Sumisos a esta noche vieja que mira la luna, denunciando que existe un mundo mejor, esos rostros encendidos celestes del soplo que no apagó, halo sutil del fuego naciente.

Hoy noche vieja, pórticos a las venidas inéditas, conteo regresivo al futuro celebrando un fin cíclico, avivando con fuerzas la hoguera de todo lo viejo.

Hoy noche vieja… arde y contemplo la luna crecer.