Espero que el peso que siento en mi corazón y mi alma desaparezca algún día, porque cada día caminar, hablar y levantarse cuesta más que ayer.

Espero que mis días de tranquilidad y amor ya no se arruinen por culpa de una mente débil mal cuidada.

Espero que ese pedazo de alma que siento que me falta, aquel objeto, lugar o persona que espero llegue algún día, y que ya no ruegue por migajas.

Espero que la luz del sol no se apague con las tormentas de pensamientos suicidas y de desesperación.

Espero no seguir mojando el suelo, mis sábanas y mejillas con lágrimas saladas de tristeza y rabia, porque sí a mis 24 cargue con esto por 11 años, no lo quiero cargar por 22.

Espero que cada día no me esté quedando con menos pretextos para seguir con los pies en este lugar.

Esperemos que días mejores vendrán, porque aunque me esté hundiendo y me sienta cada día más pesada hay algo que me susurra que aún no me vaya, que vendrá algo mejor, aunque eso signifique cargar con una paciencia infinita.