La vida no siempre puede ser felicidad y tranquilidad, las secuelas psicológicas siempre vuelven como un patrón de sufrimiento e incertidumbre repetitiva, lo importante es que no se vuelva algo constante que no se vaya con el pasar de los días, porque de ser así mi promesa de no rendirme se volvería ceniza cual carta quemada, y las cicatrices de mi cuerpo saben lo que soy capaz de hacer.
Hoy en concreto no me siento bien y no sé por qué sigo diciendo que sí estoy bien cuando me preguntan, quizás ya me acostumbré a tapar cómo me siento, porque solo importa lo que yo siento pero los demás no deben ser responsables de lidiar con agobios ajenos.
Hoy me llena un sentimiento de no saber por qué, no saber por qué estoy aquí, no saber por qué hago lo que hago, no saber por qué tengo sueños o metas si siento que no soy capaz o que ni siquiera sabré si llegaré al momento.
Pero sigo luchando por aquellos que no estuvieron ahí, sigo luchando para satisfacer mis caprichos que después no tengan valor porque se vuelven grises y aburridos, sigo luchando en ayudar y apoyar a mis amistades que tienen ojos solo para ellos, sigo luchando en encontrar un amor que sé que nunca llegará, y sigo luchando por tapar cómo me siento.
¿Y para qué sigo luchando? Si no le encuentro sentido y me siento cansada.