El té de las 3 ya casi enfrió del todo, otra vez quedé mirando un punto fijo y el tiempo no esperó y ni siquiera me avisó que estaba pasando. Gracias al signo atemporal llega mi fascinación. ¿Por qué? Porque implica haber buceado en mi inconsciente y la idea a la que llegue viene de allí, donde habitan mis sombras. Junto a ella, también fantasía e ingenio; como todo sujeto no soy para nada especial por eso. El mundo interno de cada une define la mirada y los puntos de atención. Luego tenemos a, la palabra. Que capta y muerde las ideas, las explica o las confunde. Pero su labor mas importante, por el cuál estamos profundamente agradecidos: poner en un lenguaje entendible e interpretable el cúmulo de nuestros pensares.

Ya atardecía y el té sin terminar, no sé si por regla idiosincrática del Comité Supremo del té o porque solo había enfriado y no es tan atractivo cuando deja su calor; pero en ese momento sentí algo. Por la ventana vi como la luz se entregaba al dominio de la sombra, la sombra como definidora. Noté una conexión ancestral entre ellas, una conexión de necesidad. 

Entraba la cantidad de luz justa para hacer notar el cuadro de Magritte que se ve desde la ventana y las plantas a sus costados. A diferencia de instantes previos, donde todo era oscuridad y no distinguía la habitación. Solamente sabía la disposición del lugar porque yo mismo lo había acomodado. Pero cuando entró la luz, lo primero que pensé fue que la sombra originaria necesitaba ser entendida y poco se puede ver en la oscuridad. Eso impulsó su encantamiento con la luz, que dotaba de sentido y desde ese momento; que no se sabe cuándo es (1), dejaron atrás su enemistad para construir una relación afable. Con el tiempo se hicieron inseparables y ahí fue cuando escuché a lo iluminado decir lo siguiente:

-«Te juro que no entiendo mi única presencia en sus alabanzas, lo mío solo es dar y dar, la sombra se encarga de contornear y dar sentido. Quiero alguien que entienda y valore tu labor. Estoy cansada de tantos halagos que no me pertenecen. Oh formadora de formas te agradezco tanto tu presencia y tu faena sin gloria, acaso el acto más noble que inteligimos jamás. Ahora me dirijo a vos. Sí, a vos. Sé que estás escuchando (o ahora leyendo en su defecto). Recordá no ocultarte en la sombra sino dejar que ella te sirva de matriz simbólica. Que cuando te entregues te acompañe la expresión jubilosa de un niño. Espero que luego de esto asumas tu imagen especular, virtual.»

Estaban; y yo las estaba escuchando, fue un momento único que quiero dejar escrito y documentado. Algunos pensaran que es ficción, pero se sorprenderán si se toman el té de las 3, dejando que el tiempo pase sin prisa y miran muy atentamente la malgama de colores que se difumina entre la luz y la sombra. Entonces ahí escucharán conversaciones, o por lo menos eso sucedió aquel día.

Posdata: Otra cosa que vengo estudiando, pero todavía no llegué a una conclusión. No obstante, prometo seguir mi estudio. Descubrí que, a veces, la obra se repite y suelo escuchar la batalla de colores que pujan por hacerse notar por el ojo humano, la familia de los verdes es tremendamente poderosa en la naturaleza, no así la del azul lapislázuli ni el violeta de los Malva. Ampliaré en el siguiente manuscrito.

 1.Hay fechas inciertas, mejor dicho, números que no entendemos que deberían ser una fecha de ese primer momento de interacción, pero lo dejaré para otro momento.