Son 750 gramos de harina y 200 gramos de semillas. Las 3 harinas (250 gramos cada una) son: de trigo, de centeno y de avena. Las 3 semillas son de girasol, sésamo y zapallo.
Se mezclan bien las 3 harinas y las semillas pasadas por el mortero con dos cucharaditas de ajo triturado seco, una cucharadita de sal, dos pizcas de pimienta negra ahumada, media cucharadita de pimentón dulce y dos cucharadas de aceite de oliva.
Mientras, se ponen 15 gramos de levadura en ¼ de vaso de agua tibia con media cucharadita de azúcar.
Al rato, cuando la levadura se puso espumosa, se empieza a mezclar eso espumoso en su agua dentro un bol con la mezcla de harinas, y se le va agregando agua tibia hasta que tenga la consistencia de masa de pan, que no sé bien cómo describirla ni sé con cuánta agua se hace, pero vos lo sabés si alguna vez hiciste pan, y si no lo hiciste no tiene goyete que hagas panes raros con semillas.
Cuando está esa consistencia (digamos para conceder que apretás la masa y vuelve lentamente a levantarse, justo cuando no le sobra agua, y no se te pega en la cuchara ni en los dedos), lo amasás unos 3 o 4 minutos. Si no sabés amasar pan te perdés de algo muy lindo que tampoco te voy a explicar.
Después haces un chorizo grueso con la masa y la cortás en 4 con las manos, retorciéndola en las separaciones. Con esos 4 pedazos haces 4 bollos, y los dejás levar en una fuente 10 minutos sobre la cocina con el horno prendido, con un repasador encima.
Después que leva el pan casi al doble, le das forma amasándolo pero no mucho, le haces un tajito arriba a lo largo con un cuchillo filoso y lo metés en una fuente para pizza o molde para pan 20 minutos, masomenos, a horno fuerte, y listo.