Muchas veces me levanto con la incesante pregunta de «para qué vivo?» o «para que hago las cosas que hago?», «para qué o quién vivo?» y no siempre sé con certeza la respuesta, siempre me invento una nueva, pero la mayor parte del tiempo sé que es por tu sonrisa.

Cuando te veo reír se me van todas las dudas de la existencia y solo queda el goce, el placer de respirar.

No lo sé todo, estoy lejos de saberlo. No me acerco ni a un tercio a las respuestas de todas las preguntas que se acumulan en mi cabeza, pero sé una cosa:

Sé que cuando te reís, se te hacen unos hoyuelos a los costados y se te ponen los ojos chinitos

Sé que cuando te enojas, te gana el mal genio, pero casi siempre sos muy testaruda.

Sé qué sos bondadosa, sé que te preocupas por mi, aunque no entiendas nada de lo que me pasa y yo no recuerde bien que me pasaba cuando tenia tu edad. 8 años a veces es una brecha más grande de lo que uno se imagina.

Sé que no va importar nunca por cuántos amores sufra, siempre vas a estar ahí, con los ojos iluminados ofreciendo un poco de tu cariño, un poco de tu amor.

No sé muchas cosas, pero sí sé, que si vos estas ahí, todo puede ser mejor. No sé muchas cosas, pero tu mirada de pequeña inocente, hace que todas mis dudas se vayan y toda la maldad del mundo cae ante tu hermosa risa.

Amortiguas todas mis heridas en tus pequeños brazos, aunque dentro de poco ya me vas a sobrepasar en altura.

Siempre serás mi hermanita.

Me surge el deseo de poder ver al mundo con la misma inocencia que vos lo ves.

Cuando sea grande, quiero ser como vos mi Carolita