Vómito de fuego, como un dragón con manos de navaja. Es el deseo de deslizar el filo de los dedos en el propio cuerpo. Solo se asoma un cementerio en todos los horizontes y el fuego quema, destruye lo bello, porque ya no existen las flores, no hay jardín en este hogar. El bosque se incendia… bueno, vomito sobre él y se derrite, los pájaros se hacen esqueletos y las plumas cenizas. 

Tomé cinco clonas: existí en armonía por dos días, porque estaba dormida a la vida. Necesito ayuda, aunque también puedo sola : ¿hay bomberos para apagar mi fuego? pero dejen mis alas de dragón para volar cuando el efecto del clonazepam haya pasado. 

Quiero destruir y apagarme o apagarme para no destruir. El sendero de paz siempre es rosa y odio el rosa. Las flores destilan aromas y amor, no me gustan las flores. Quiero paz, aromas y amor, pero sin flores rosas. El camino conveniente siempre es más difícil cuando tu tendencia natural es estar caminando en una cuerda floja sobre un pozo negro, profundo, lleno de fluidos provenientes de los ríos del Hades. 

¿Es la carcajada un grito? Es mi risa un balbuceo adolorido de mi alma. Tengo las esperanzas de un corazón inocente que se embarra en la mezquindad de esa persona que amo. Sonrío si imagino su abrazo, me derramo en una realidad que me despabila de tontas ilusiones. Sigue la duda ¿es la carcajada un grito? mi vida entera está atravesada por una espada que clavaron en mí de niña y creció conmigo. Super reír en ese momento, sé reír hoy.

No hay chiste, pero esta historia es una comedia de terror. Sí, desde mi psiquis todo es más dramático y desde el reflejo que me devuelve cualquier cristal nace una sombra, como un odio incontrolable que susurra pesadillas en mis oídos. No, no quiero ser esa que veo, pero lo soy. Es mi lucha y mi duelo, otro grito pero esta vez de guerra. La sombra sacude el mundo que llevo dentro, penetra mis ojos y contamina los cristales en los que me veo… o los cristales ya están contaminados previamente, no lo sé. 

Junté estas sílabas en vano, formé estas palabras sin razón, creé este texto sin propósito, porque es un rejunte de algo que nadie va a leer. No importa lo que diga, no es extraordinario ni trascendental, solo es un cuerpo ficticio hecho por mí, a mi gusto, con la hermosa fantasía de que sea reconocido. Es mi propio ego jugando con mis emociones. Es el posesivo «mi» junto a «texto» ambicioso de la aprobación de otros. 

No, no me veo en sus ojos. Sí, veo mi billetera vacía. No, no sonrío cuando me miro al espejo. Sí, grito porque estoy viva. No, no soy saludable para mí, pero sí compasiva con los demás. Sí, soy insignificante, un numerito ínfimo dentro de esta multitud llamada humanidad y eso me molesta.