¡ESPARTANOS!… (parte 2). Las leyes de Licurgo.

Lo primero que inventó Licurgo al llegar al poder fue el Senado.

 Un cuerpo de ancianos probos, vitalicios, que debía gobernar con los dos Reyes, ya que Esparta tenía dos casas reales.

A partir de ahí los reyes serían controlados por el Senado. Ya que Licurgo opinaba que ni la democracia ni la tiranía por sí solas tenían asegurada la estabilidad política. Los senadores fueron 28. Aristóteles dice que ese número surgió de los 30 conjurados que tomaron el poder (como ya conte en el artículo anterior) ya que dos se asustaron y quedaron 28.

 El Senado se institucionalizó y los integrantes de ese cuerpo eran reemplazados solamente en caso de muerte. Para la elección de los sucesores se dispuso el siguiente mecanismo: cuando moría algún senador, y dado que una de las cláusulas era tener más de 60 años esto debía suceder a menudo, se hacía desfilar de espaldas al público a los candidatos y el que obtenía mayores aplausos era consagrado ganador.

Un tercer esquema de poder eran los Eforos, quiénes eran prácticamente el poder ejecutivo con funciones judiciales y decisiones de índole militar. 

Licurgo dictaba «Retras», que era el nombre de las leyes espartanas; para las cosas más o menos domésticas, las que eran discutidas por los reyes y el Senado. Pero cuando se trataba de imponer un cambio demasiado fundamental se manejaba directamente con Apolo y les traía un oráculo.

Política y religión se fundían permanentemente en la voluntad transformadora de Licurgo. Cómo no han quedado leyes escritas de aquella época, sino costumbres consuetudinarias, invenciones de las que se hizo acreedor el genio de nuestro sabio, tomamos lo que sería aquella organización social de los hechos que posteriormente relataron los historiadores.

– Se declaró enemigo de la insolencia, la envidia, la corrupción y el lujo.

– Se propuso desterrar los males de su sociedad combatiendo a las que consideraba sus dos causas principales: la riqueza y la pobreza.

– Quitó a los ricos la tierra y la repartió según Indro Montanelli; en 6000 terrenos. Dando a cada hombre y a cada mujer una parte. Plutarco dice que fueron 9000 para los espartanos más otros 30000 para los «Peri Oikoi»; una especie de kelper de aquella época.  Cómo se ve la reforma agraria también fue un invento griego . 

Cómo era de esperar esta medida puso en contra de Licurgo a la clase aristocrática que no se conformaba con que Apolo diera semejante orden y estaban seguros de que Licurgo había sacado de contexto las declaraciones del dios. Organizaron una manifestación en su contra y este salvó la vida corriendo a refugiarse en un templo. Allí un joven llamado Alkandro le sacó un ojo con una vara. Llegado a este punto reaccionó el pueblo en favor del legislador y los aristócratas abandonaron su rebeldía, temiendo una de las acostumbradas purgas sanguinarias de la antigüedad. Licurgo se limitó a pararse en la plaza y mostrar a los ciudadanos su ojo sangrante. Apresado Alkandro, lo llevaron a su presencia, entonces él lo hizo caminar a su lado por toda la ciudad para vergüenza de los que habían llevado adelante el intento de sedición. Por la noche llevó al joven a cenar con él y le explicó cómo y porqué se proponía dar a Esparta esas leyes y a partir de allí éste se convirtió en uno de sus más fieles seguidores.

Entre las reformas que Licurgo hizo para eliminar el lujo y el ansia de riquezas, fue famosa la instauración de los comedores públicos a los que debía acudir todo el pueblo sin excepción. Decía que era necesario para evitar que los espartanos engordasen privadamente como los animales que comen de noche, ya que esto echaba a perder el carácter y los hacía dormilones e inmoderados en sus deseos.

 Cuenta Heródoto; que aquel que subía demasiado de peso era confinado hasta lograr una silueta adecuada.

– Se había propuesto eliminar la «corrosiva influencia del arte» cuando se convierte en objeto de culto y ostentación.

– Se propuso echar a los orfebres, escultores, sofistas, fabricantes de muebles y utensilios costosos de plata y oro de la siguiente manera: mandó a prohibir el uso de monedas de oro acuñando en su lugar unas grandes monedas de hierro que templadas en vinagre tenían un aspecto asqueroso. Eran pesadísimas y de escaso valor, al punto que para tener una cantidad moderada había que ponerlas en un galpón.  

– Con esta medida desaparecieron de Esparta el robo, la prostitución, los artículos importados y casi todos los malos hábitos que acompañan al derroche. Y por supuesto también lo bueno que  se puede adquirir con el dinero.

– Se lograba así una vida en extremo simple y sujeta a lo necesario, lo cual conseguían los espartanos gracias a una vida comunitaria.

A  este respecto se recuerda una anécdota en la cual un noble espartano cenaban casa de un corinto en cuyo techo sobresalían con elegancia unas escuadradas vigas. Le preguntó maliciosamente al dueño de casa; si los árboles allí crecían cuadrados y no redondos como en Esparta.

 La despreocupación por el progreso económico hacía que los espartanos obtuviesen algo que Licurgo decía: era el más grande regalo de los dioses; tiempo para el ocio y la conversación.  Y así es que, dedicaron su tiempo exclusivamente a la vida social y al cuidado de su cuerpo en la más austera y severa disciplina.

–  Se debía hablar poco y lo justo. De ahí viene el término «lacónico» aplicado a las gentes de pocas palabras pero sentenciosas.

– Debía pensarse mucho antes de hablar para decir lo más acertado, por ejemplo: cuando un vendedor de gallos de riña que intentaba vender un ejemplar a un espartano le hizo el argumento de: «éste va pelear hasta morir»,  el espartano le contestó: «mejor dame uno que pelee hasta matar».

– A uno que deseaba instalar la democracia en Esparta dijo Licurgo: «establecela primero en tu casa»

– Cuando se le pregunto porqué los sacrificios eran tan escasos y de poco precio, contestó: «para que no nos quedemos algún día sin poder ser piadosos»

– Cuando se le hizo la observación de que Esparta estaba sin protección ya que era la única ciudad sin murallas dijo: «no está sin muros una ciudad coronada por hombres en lugar de ladrillos»

– Al rey Arquidama le preguntaron cierta vez cuántos eran los espartanos -los bastantes- contestó.

CONTINUA: Hay una tercera parte donde vamos a describir el rigor militar de los espartanos

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