¡ESPARTANOS!… Vida de Licurgo. Hacedor de la cultura espartana.

¿PORQUE ERAN ASI LOS ESPARTANOS?

VIDA DE LICURGO 

Si existió o no existió Licurgo no lo sabemos. Puede ser una figura mítica, o como dice Plutarco: Fueron más de uno que por su excelencia se fundieron en una sola entidad, como se sospecha también que pasó con Homero.

Lo cierto es que a él se atribuye la legislación que dio a Esparta la fama de la que hasta hoy disfruta. Simboliza un modelo de vida austero y riguroso, sostenido en una serie de principios de vida muy estrictos, que han dado contenido universal a términos como: “Vida espartana”, “Lenguaje lacónico”, etc. 

También “licurgo” supo ser un adjetivo que se daba a las personas muy inteligentes y astutas. De ello se desprende que la voluntad de los espartanos de someterse a las duras normas que Licurgo prescribía, estaba basada en la gran apreciación que de su sabiduría hicieron aquellos griegos de un tiempo indefinido, ubicado entre los siglos X y IX AdC.

Antes digamos que los espartanos descendían de unas tribus pertenecientes a la raza Doria. Estas se habían introducido pacíficamente en algunas regiones de la antigua Grecia, pero en una ocasión; en que se produjo una invasión de ese pueblo, proveniente del centro de Europa, se plegaron al intento de conquista del Peloponeso, esa lengua de tierra que mas tarde llamaríamos Esparta, o Laconia. Sin embargo habitaban allí desde tiempos inmemoriales los arcadios, y estos dirigidos por el Rey de Arcadia: Ekemos, combatieron a los Dorios en el istmo de Corinto y repelieron el ataque.

Los dorios acordaron retirarse del territorio y no volver por cien años. 

Cumplieron al pie de la letra. Pero; para no llegar otra vez como enemigos, tomaron de su estancia en las llanuras de Tesalia, una leyenda según la cual algunos de ellos descendían de Hylux, el hijo de Hércules y Deyanira. De ese modo ya no venían a invadir sino a reclamar una herencia.

Pero esto; además de facilitarles la instalación en el Peloponeso, los puso en una curiosa situación. Siendo Zeus el padre de Hércules y éstos a su vez sus descendientes, estaban sujetos moralmente a la observancia de una actitud conforme a su divino linaje.

Una vez Esparta consolidada como Nación, optó por tener dos casas reales. Licurgo era de estirpe real, y fue Regente de Esparta, y como tal, despreció el cargo de Rey para crear una sociedad modelada políticamente sobre un estilo militar, y económicamente sobre un régimen que hoy podríamos llamar sin tapujos: comunista. Todo un sueño totalitario.

Estaban subordinados los intereses privados al bien público. Y en este caso no se trataba de un eufemismo. Allí no se podía como diríamos hoy: vivir de derechas y pensar de Izquierdas. Se tenía que vivir y pensar de igual modo.

Los jóvenes estaban al cuidado del Estado y la sobriedad en el comportamiento más nimio era estrictamente observada.

No es posible detallar la obra de Licurgo sino de forma sumaria por eso recurriré a la enumeración de algunos datos que nos aproximen a una idea de lo que fue el régimen de vida espartano que ha seducido tanto, desde Platón hasta nuestros días, a teóricos de la Política de todos los tiempos

Licurgo Regente.

El padre de Licurgo era Rey de Esparta, hasta que fue muerto de una puñalada mientras intentaba separar a dos hombres en lucha.

Dejó su reino a su hijo mayor Polidectes. Pero al poco tiempo éste también murió. Se creyó que era el tiempo de reinar para Licurgo.

Pero entonces la esposa de Polidectes descubrió que estaba embarazada y todo se complicó, puesto que la sucesión real pasaba al nonato por la vía de su padre muerto.

Y esta no sería la única complicación, ya que la reina al parecer, no estimaba tanto el tener un hijo como el tener marido y sugirió a Licurgo que podrían deshacerse del niño para luego casarse y reinar juntos.

Licurgo, evitando contradecir a la reina le dio largas al asunto diciendo que no debía abortar, que esperara a dar a luz y luego el se desharía del niño. Una vez nacido éste lo tomó bajo su cuidado y presentándolo al pueblo dijo: ” Espartanos, os ha nacido un Rey”. Luego se nombró a sí mismo como tutor del soberano y reinó en su lugar.

Esta fórmula fue muy acertada y con el tiempo considerada una gran movida política. Sin embargo diversas intrigas en las que colaboraba de buen grado su cuñada, decidieron a Licurgo a emigrar y esperar a que su sobrino fuese Rey.

Se dirigió entonces a Creta, donde tomó varias ideas acerca del orden social que mejor convenía. Luego visitó el Asia Menor, la India, Egipto, Libia y la Iberia. De todos estos sitios estudió sus costumbres, leyes y religión.

Los Lacedemonios, (como también se conoce a los espartanos) lo mandaban a buscar, porque veían que los reyes no diferían demasiado en sabiduría de los hombres comunes. Incluso los reyes llegaron a desear el regreso de Licurgo, porque esperaban a que contuviese con su presencia la insolencia del vulgo.

Pero Licurgo no tenía la intención por demás trillada en la historia de adaptar “recetas exitosas” a una realidad propia. Por el contrario, había madurado la idea de trastocar todo el órden político y social ya que pensaba que, de nada servía mudar de leyes, o de hombres sino era para vivir de otra manera.

Conocedor de los hombres como resulta difícil de imaginar para aquella época, volvió Licurgo a Esparta trayendo en sus manos un arma infalible: El Oráculo de la Pitia, la famosa sacerdotisa que daba sus vaticinios por orden del dios Apolo.

El Oráculo decía: “Licurgo, caro a los dioses y Dios más bien que hombre…..” y se explayaba en el trascendental destino que le aguardaba, que crearía grandes leyes, que en el gobierno aventajaría a todos etc. Etc. Y con este irresistible manifiesto, convenció a treinta próceres de que lo acompañaran de madrugada, armados a la plaza pública y tomó por asalto el Poder, prácticamente sin resistencia.

Hay una Segunda parte: Las Leyes de LICURGO. Para poner los pelos de punta

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