Una vez me leíste después de hacerlo,
Ahora, yo le leo a alguien más
A él,
a ella o
a elle
Dependiendo la ocasión
y la persona
Elijo con cuidado la lectura
y a veces no:
a todes les leo lo mismo.
.
Una vez volviste la lectura un acto erótico
Como en The Reader
La lectura se volvió parte del sexo.
El sexo antes terminaba de una forma
Y a partir de ahí de otra
Con las palabras saliendo de tu boca, y
Ahora de la mía.
.
Ese gesto que me regalaste
Ahora lo comparto con otros
Como vos hiciste conmigo.
En aquel entonces el sexo no terminaba en la unión de los cuerpos
o en una caricia,
sino en tu voz recorriendo las líneas del texto.
Ahora, en el presente,
mi voz recorre otros textos
y enuncia otros versos
Distintos a los tuyos
y el acto sexual no lo termino ni con caricias ni besos
Regalo placer intelectual, poético
.
Yo nunca te pedí que me leyeras
Vos tampoco me lo pediste a mí
Sin embargo, te leí
Y pensaste por un breve instante
Que me había enamorado de ti
¡Qué ingenuidad! Confundir erotismo con amor
Pero cómo no hacerlo
A mí también me pasó
¿dónde termina uno y empieza el otro?
¡Basta de posmodernidad barata y esas cosas!
Ahora, delimitemos la cosa, das Ding.
¿Dónde empieza y termina el sexo?
Muchas veces me lo pregunté
Porque para muchos
es sólo penetrar un cuerpo
Y lo demás no.
¡Menudo circo!
Debería bastar este poema para
Cambiar algo, pero no es así.
El machismo ha hecho estragos con la sexualidad
Más de lo que vos me hiciste leyéndome un puto texto,
Pero ni leyendo pudiste escapar de él
Como yo tampoco pude hacerlo,
Pero al menos intento.
.
¿Dónde empieza el sexo?
¿En la mal llamada “previa”?
¿En la primera caricia?
¿O en la primera mirada de deseo?
¿Dónde termina el sexo?
Donde vos quieras:
En una lectura,
En una caricia,
En el desayuno,
En el almuerzo
O en la cena.
Con palabras
y en la cama.
Donde vos quieras.
Pero recuerda,
que el relativismo extremo
no nos gane la posibilidad de delimitar
Los bellos momentos.
Escribo sobre escenarios posibles. Pero en el fondo siempre escribo sobre lo mismo.