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¿Cuándo se declara el default o reperfilamiento compulsivo?

El dólar tocó el techo de la banda y el Banco Central no tardó nada en salir con todo. La cotización mayorista alcanzó el límite superior de la banda de flotación (en torno a $1.475 por dólar) y el BCRA se vio forzado a intervenir vendiendo reservas para evitar una escalada. Esta reacción inmediata muestra que la entidad monetaria decidió no escatimar esfuerzos, actuando “sin ataduras” con tal de contener la tensión cambiaria en plena incertidumbre económica.

En efecto, la situación ilustra la delicada disyuntiva entre sostener la estabilidad del tipo de cambio y la escasez crónica de divisas. Las reservas netas internacionales se encuentran actualmente en terreno negativo (alrededor de -US$5.200 millones según estimaciones), lo cual limita enormemente el margen de maniobra del BCRA. A pesar de ello, el Gobierno ha optado por usar las pocas balas que le quedan para frenar la depreciación del peso, incluso después de una liberación parcial del cepo cambiario. Este esfuerzo desesperado por mantener a raya al dólar demuestra la gravedad de la situación: cuatro años seguidos de déficit comercial han drenado las reservas y cualquier nueva intervención es a costa de un stock de dólares que el país no tiene.

Con este telón de fondo, la gran pregunta que se hacen analistas e inversores es ¿hasta cuándo se puede estirar esta situación antes de que Argentina se vea obligada a un default o a un reperfilamiento compulsivo de su deuda? El perfil de vencimientos que enfrenta el Tesoro luce cada vez más empinado y muchos dudan de la capacidad de pago del país. Tras transitar 2024 con ayuda de refinanciaciones oficiales, la carga de obligaciones en moneda extranjera crece significativamente a partir de 2025.

Sólo en 2025, Argentina deberá afrontar alrededor de US$18.000 millones en pagos externos, con picos concentrados en los meses de enero y julio (vencimientos de bonos soberanos). Y para 2026 el panorama es aún más desafiante: los compromisos suman aproximadamente US$19.400 millones, de los cuales unos US$6.600 millones vencen solo en el primer bimestre. En otras palabras, el año 2026 amanece con una montaña de pagos impagable en las condiciones actuales.

No sorprende entonces que en el mercado se empiece a descontar algún tipo de reestructuración. De hecho, calificadoras como Moody’s ya advertían desde 2023 una “muy alta probabilidad” de que Argentina incurra en un evento de incumplimiento de deuda en 2024 o 2025. Hoy esos temores siguen latentes. El riesgo país coquetea con los 1.200 puntos básicos –un nivel estratosférico, muy por encima del requerido para recuperar acceso a financiamiento voluntario–, reflejando que los inversores valoran los bonos argentinos con un altísimo descuento ante la expectativa de default. En este contexto, el Gobierno enfrenta un dilema crítico: si no aparece un flujo de dólares frescos o un shock de confianza, la pregunta no es si habrá default o reperfilamiento, sino cuándo.

Demian González

Publicista en Buenos Aires por dinero. Escritor, chef y peronista amateur.

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