Quizás sea, (bah, en este momento lo es), mi recuerdo mas antiguo.
Allá por el ’96, en la casa de un pariente lejano, yo estaba ahí con mi vieja y mi hermano recién nacido. Sin esperar nada especial, como cualquier pibe de 5 años…
Pero la escuché.
La escuché y se hizo el click, mi vida cambió desde ese preciso momento, nada hubiese sido igual. Disfruté, sentí algo totalmente desconocido, y se hizo mío para siempre.
No sabía que era, de donde salía, quien era el culpable de esa obra maravillosa que con solamente 20 segundos me quemó el pecho para siempre.
Solamente me quede mirando el grabador, inmóvil, y de pibito curioso pregunté: «¿Quienes son?»
Quien puso ese cassette nunca supo lo que generó, de hecho, nadie supo hasta ahora que este fue el disparador. Pero le agradezco por ser el responsable de algo tan inexplicable.
¿Será amor? ¿Pasión? ¿Ambas? No sé, pero me acompaña desde toda la vida, me hizo recorrer miles de kilómetros, conocer un montón de personas, estuvo en mis peores y mejores momentos…
E hizo de mi hermano mi mejor amigo.
Con mucha naturalidad, como si yo debiera saberlo de antemano, me respondieron:
«Son Los Redondos»,
mientras sonaba ‘Canción para Naufragios‘.