Luego del violento temporal sufrido en Bahía Blanca mucha gente ha reconsiderado el uso de especies nativas para devolverle un poco de verde a la ciudad. Las especies nativas, recordemos, son aquellas que han evolucionado por millones de años en el territorio del que son originarias y en íntima relación con otros organismos autóctonos. Es por esta razón que ha menudo se escucha decir que estas especies están mejor adaptadas a las condiciones de nuestro ambiente.

No obstante hay dos paréntesis que conviene abrir. El primero, recordar que la ciudad es un ‘ecosistema’ de por sí particular, que a menudo no se condice con el ecosistema dentro del cual se inserta. Es decir, dentro de una ciudad la temperatura puede ser más elevada por el efecto isla de calor (con lo cual una especie, aunque sea nativa, podría requerir algo de riego extra), o puede haber más sombras -de edificios y otras construcciones- de lo que la especie puede tolerar. Por eso lo fundamental es saber elegir la especie y, como se suele decir, “poner el árbol correcto en el lugar correcto”.

El segundo paréntesis tiene que ver con los cuidados. Que un árbol sea nativo no quiere decir que lo podemos plantar y nos podemos olvidar de él. Sabemos que esta sería la panacea de muchos funcionarios que tienen la costumbre de plantar para la foto y después olvidarse del ejemplar, pero por desgracia los árboles son seres vivos y en general requieren de un seguimiento uno o dos años luego de plantados. Hay que asegurarse que no les falte (ni les sobre) el agua, que estén bien entutorados, hay que hacerles control de sanidad, una poda de formación, etc. Si se hace el trabajo adecuado es posible que la especie autóctona tenga ventaja por sobre la especie exótica.

Hechas estas aclaraciones, en este artículo vamos a repasar todas las especies de árboles autóctonos que tenemos en Bahía Blanca y su potencial uso en veredas y/o espacios verdes. Vamos a ello.

Algarrobo dulce (Neltuma flexuosa)

Es un árbol caducifolio que puede alcanzar los 8 metros de altura, de copa menos densa que otros algarrobos. Florece en primavera, en racimos con numerosas flores pequeñas de color amarillo. Se puede reproducir por semillas.

Es el único algarrobo nativo de la región. Tiene la particularidad de hibridarse con otros algarrobos (como el blanco o el negro, que son más utilizados en Bahía Blanca), con lo cuál resulta conveniente priorizar esta especie por sobre las otras.

Por su gran porte y su crecimiento semierguido puede emplearse en espacios verdes o en veredas muy amplias.



Caldén (Neltuma caldenia)

Es un árbol caducifolio muy característico de nuestra región que puede alcanzar hasta 12 metros de altura. Florece en primavera, en racimos muy similares a los del algarrobo (pertenecen al mismo género). Se puede reproducir por semillas.

Posee una raíz principal muy profunda que puede ser un problema si se la ubica cerca de cañerías. Sin embargo esa es una característica que la hace resistente al viento. Durante el temporal varios caldenes añosos se han mantenido de pie, aunque han sufrido desgajes.

Por su amplia y densa copa en forma de paraguas y la sombra que ésta provee es una gran alternativa para emplear en espacios verdes amplios.



Molle (Schinus longifolius)

Es un árbol pequeño, perennifolio, de hasta 5 metros de altura. Florece en primavera, en inflorescencias de pequeñas florcitas de color blanco. Se reproduce fácilmente por semillas.

A menudo puede presentar agallas en forma de ‘matecitos’ que son provocados por la larva de una polilla (Cecidoses eremita). En nuestra región también podemos encontrar dos especies emparentadas, Schinus fasciculatus y Schinus jhonstonii.

Por su tamaño pequeño es una gran candidata para veredas medianas. Si se le brinda los cuidados necesarios puede crecer relativamente rápido.



Sauce criollo (Salix humboldtiana)

Es un árbol que puede alcanzar los 15 metros de altura. Florece en primavera y su inflorescencia es un racimo péndulo con flores muy pequeñas, muy atractivas para las abejas y otros polinizadores. Se reproduce fácilmente por esquejes.

Se trata de la única especie nativa de sauce, en peligro en gran parte del país por la introducción de sauces exóticos (como el llorón, el eléctrico o el mimbre), con los cuales se puede hibridar. Por esta razón es recomendable priorizar la especie nativa por sobre las exóticas. Una forma de identificarla es que es la única especie de sauce que presenta el mismo color en ambas caras de la hoja. Además, sus ramas son algo arqueadas pero no péndulas como en el sauce llorón.

Los sauces NO son recomendados para veredas. Sin embargo podría tenerse en cuenta para amplios espacios verdes, sobre todo para revegetar la ribera del arroyo Napostá con intenciones de restauración.



Chañar (Geoffroa decorticans)

Es un árbol caducifolio que naturalmente puede formar bosquecitos en los cuáles su altura no supera los 4 metros, mientras que si se lo cultiva como individuo aislado puede alcanzar los 10 metros. Florece en primavera y genera un espectáculo visual por la abundancia de sus flores y la intensidad de su color amarillo. Se reproduce tanto por semillas, como por sus raíces que tienen la particularidad de ser gemíferas (es decir que a partir de su raíz se van formando nuevos individuos como ocurre, por ejemplo, con los álamos). Sus frutos son comestibles.

Es resistente a los vientos y puede emplearse en veredas medianas o grandes, como así también en espacios verdes.



Sombra de Toro (Jodina rhombifolia)

Es un árbol perennifolio pequeño, de copa globosa, de hasta 5 metros de altura. Tiene la particularidad de florecer en invierno con lo cuál le brinda alimento a los polinizadores en la época más desfavorable. Se reproduce por semillas aunque puede demorar un par de meses en germinar. Sus semillas son recalcitrantes, esto quiere decir que se deben sembrar una vez cosechadas y no se pueden almacenar porque pierden viabilidad.

Un dato curioso es que se trata de una especie hemiparásita en su juventud, es decir que parte del ‘alimento’ lo obtiene de otras plantas a través de sus raíces. Por esta razón la bibliografía recomienda sembrar sus semillas en macetas que ya contengan otras plantas para obtener mejores resultados.

Por su tamaño y su copa densa que provee buena sombra es una buena candidata para veredas medianas o grandes, como también en espacios verdes. El único ejemplar en nuestra ciudad está ubicado en Av. Alem al 1500 y es un buen ejemplo de su potencial.



Espinillo (Vachellia caven)*

*a diferencia de las anteriores esta no es una especie nativa en sentido estricto. Sin embargo decidí incluirla ya que existen ejemplares en nuestra ciudad y tiene un buen desempeño para el arbolado urbano

Árbol caducifolio de rápido crecimiento que puede alcanzar hasta 6 metros de altura. Florece de forma muy abundante en primavera, y sus inflorescencias son globosas, muy perfumadas, de color amarillo. Puede reproducirse por semillas.

Es una especie que tolera sequías intensas y admite poda. Al igual que el chañar posee raíces gemíferas.

Si se le brinda poda de formación puede tenerse en cuenta para veredas amplias, aunque se destaca por su potencial ornamental en espacios abiertos.



Cina Cina (Parkinsonia aculeata)*

*al igual que la especie anterior, no existe consenso en la comunidad científica de que la distribución originaria incluyera nuestra región. No obstante la tuve en cuenta por su popularidad y su rápido crecimiento

Árbol caducifolio pequeño, de hasta 6 metros de altura. Su copa es redondeada y poco densa con lo cual produce una sombra suave. Florece abundantemente en primavera y sus flores atraen diversos polinizadores. Se reproduce por semillas.

Es de rápido crecimiento aunque si se ubica en la sombra puede crecer algo más lento. Rebrota vigorosamente luego de una poda intensa. Tiene gran potencial ornamental, como melífera y para cercos vivos.

Puede emplearse en veredas medianas a grandes y en espacios verdes. En nuestra ciudad contamos con varios ejemplares de referencia.



¿Y en nuestros jardines y veredas pequeñas?

Las especies mencionadas anteriormente, con excepción de las últimas dos, son todos los árboles nativos -en sentido estricto- que podemos encontrar en nuestra región. Sin embargo vamos a agregar a continuación un par de arbustos autóctonos que pueden tenerse en cuenta para veredas de pequeñas dimensiones o, incluso, para nuestros propios jardines, si no contamos con mucho espacio.

Cedrón del monte (Aloysia gratissima)

Todos conocemos el clásico cedrón con aroma alimonado (Aloysia citrodora). Sin embargo en nuestra región tenemos otra especie de cedrón que sí es nativa y posee un aroma mucho más dulce; el cedrón del monte.

Si bien se trata de un arbusto de entre 1 a 3 metros de altura, es posible darle forma de arbolito a través de la poda. Posee un gran potencial ornamental como así también se sugiere para cercos vivos por su ramificación desde la base. Florece en primavera y verano, sus flores y hojas son muy aromáticas. Se puede reproducir por semillas y esquejes.

Barba de chivo (Erythrostemon gilliesii)

Al igual que el caso anterior se trata de un arbusto, sin embargo en nuestra ciudad se ha popularizado su uso en espacios verdes podándolo como arbolito. Es de porte erguido y puede alcanzar hasta 3 metros de altura. Es muy resistente tanto a las sequías como a las heladas, lo que la hace una buena candidata para xerojardinería. Florece en primavera y verano, sus flores son muy vistosas, con pétalos amarillos y largos estambres rojizos, las cuales atraen diversos polinizadores como abejas y mariposas nocturnas. Se reproduce por semillas y esquejes.

Bonus: Enredaderas nativas para tener sombra rápido

Incluso los árboles de rápido crecimiento necesitan de varios años para que comiencen a dar sombra. Una alternativa rápida para solucionar esto en nuestros patios y jardines sin renunciar al verde es mediante pérgolas con enredaderas. Si bien existen muchas alternativas exóticas en el mercado (algunas que conviene evitar por su potencial invasor), acá menciono nuestras nativas para, no sólo tener sombra, sino también aportar a nuestra biodiversidad.

Tasi (Araujia sericifera): Enredadera perenne de follaje persistente. Flores color blanco-rosado, vistosas y perfumadas. Florece en primavera y verano. Es una especie rústica que se reproduce fácilmente por semillas y se multiplica por trozos de tallos.

Pasionaria (Passiflora caerulea): Enredadera perenne de follaje persistente*. Sus flores son muy llamativas y atrae polinizadores. Es hospedera de la mariposa espejitos (Dione vanillae). Florece en primavera, verano y otoño. Se reproduce por semillas.

Barba de viejo (Clematis montevidensis): Enredadera perenne de crecimiento apoyante que llega a medir de 3 a 4 metros de altura. Sus flores son blancas, las masculinas presentan muchos estambres y las femeninas numerosos estilos plumosos. Florece en primavera y verano. Se reproduce a través de semillas.

*Si bien se trata de especies perennes de follaje persistente, es posible que en invierno desaparezcan si las heladas son muy intensas. No obstante vuelven a rebrotar en primavera.

Nota: Las fotos han sido extraídas de los libros «Plantas nativas de Bahía Blanca y alrededores», de la Asociación Tellus (click aquí para verlo), y «Patrimonio Verde Urbano de Bahía Blanca» (click aquí para verlo), de Norman Dicek, cuya consulta recomiendo ampliamente.