Ábrete puerta y provoca un ruido de castillo de reyes europeos.
Que yo me entere pese a mi enamorada embriaguez que ella ha llegado.
Imagino su sonrisa y sus labios pintados mientras la espero sentado en el letargo de mi locura química.
Deja que le dé un beso en su mejilla y que me desvista para que luego me toque y me disfrace de mujer.
Ahora sí, beso sus labios y me olvido de la vida.