La Edad Media es una etapa de una riqueza inusitada, a pesar del nombre pedorro que le puso un tal Pierre Bayle. El códice… ¿qué decir del códice?  No me acuerdo mucho del códice. Sé que se confeccionaba con pergamino. Se faenaban animales, se los desollaba y esa piel se sometía a un tratamiento de… va, se lo sumergía en leche o algo por el estilo. Luego se estaqueba y sobaba con alguna piedra porosa. Finalmente se lo recortaba en forma rectangular  y se diagramaba marcando los espacios de escritura y etcétera. 

Ah, también la vitela. Me estaba olvidando de la vitela… La vitela era un pergamino más delicado obtenido de animales no natos. Obviamente era más cara su obtención y, usted me entiende…

Estas hojas de pergamino se unían con algunas fibras vegetales o bien nervios de animales, mejor dicho nervaduras, que es lo mismo pero suena mejor. Había un oficio para eso. Ah sí, los ligatores que cocían los libros, o sea los códices. Todos eran monjes. Era tarea de monjes.

Y más adelante, no recuerdo el siglo, pero todo empieza a cambiar. Los códices ya no son tanto tarea de los monjes sino que las universidades meten la cuchara y ahí vienen los libros encadenados, la escolática, los estationari que eran como las fotocopiadoras de la Edad Media, y los florilegios. Los florilegios eran resúmenes de lo esencial de las obras, porque estaba de moda el método de las autoritates, era una especie de rincón del vago de la Edad Media. Pero mejor vuelvo la mesa siguiente, profe.