A Ver, Richard

Fuente de la foto: FlacoStereo (desconozco la fuente real quizá del fotógrafo Damián Benetucci) 

Buenos Aires, 2006. Pepsi Music de los históricos. Cerati presentando al mundo su Ahí vamos está hecho un tanguero power –quizá quería remarcar en su vestuario la argentinidad–. Guitarras en su máximo explendor, coqueteando por momentos con el rock pesado. Así decargaba Cerati, en el Club Ciudad de Buenos Aires, un arcenal de temas potentes y melosos, con algunas versiones únicas. Hasta aquí un esperable Cerati.

Hasta que en el tramo 01:03:10 (según Youtube) después de interpretar Lisa –tema homónimo al nombre de su hija– y oscuro mediante, se escucha una frase para mí estupenda: «A ver, Richard, ¡Mostrales la pija!«. Así da comienzo al tema Dios nos libre. Claramente nadie la vió venir. De fondo se puede escuchar un ehhhhh; pero un ehhhh simpático, de sorpresa, no tanto de desaprobación si no más bien de complicidad. Puede decirse que fue un despertar en ese viaje musical para después seguir viajando.

Por mi parte tengo la teoría de que Gustavo no conoció en su vida la desaprobación o la conoció muy pocas veces. Hay registros bastantes curiosos en dónde se ve a Cerati cometer errores mientras el público celebra la genialidad del maestro que se equivocó (cosa bastante extraña). Pero por qué escribirlo si puedo mostrarlo con ejemplos. En una de las contribuciones  de Cerati en la banda 7 Delfines de Coleman se aprecia un buen ejemplo. Richard se dispone a interpretar la famosa versión en español del tema Héroes de David Bowie y para eso invita a su amigo Cerati para tocar la guitarra como lo hizo alguna vez en Fricción. Se trataba de un Cerati joven, podría decirse, haciendole el aguante a su amigo –las vueltas de la vida invertirían los roles años después–. Luego de una bienvenida eufórica del público, Gustavo parece presentir desde el comienzo que algo no anda bien en su equipo, pero decide improvisar. Llega un punto en el que ya no se puede esconder la distorsión de su instrumento, es entonces cuando Coleman lo mira extrañado y estalla en risas. Cerati metió la pata. Pero todo de a poco se reanuda entre cánticos de cariño favorables a Cerati. Gustavo, tan teatral como siempre, hace el ademán de protegerse de los tomatazos imaginarios del público, que en lugar del abucheo celebra el momento porque hay más Cerati para disfrutar. Otro pequeño ejemplo puede ser el siguiente en el que Cerati simplemente se equivoca de tema. Esto pinta un poco la realidad del músico.

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