FilosofíaSociedad

El bibliotecario y la ética hacker

La profesión bibliotecaria, como muchas otras profesiones,  no se ejerce para beneficio personal sino que está al servicio de la sociedad. Su ética profesional tiene una relación directa con los valores humanos. Es decir que el bibliotecario además de desarrollar una labor en una determinada Unidad de Información, a la que la sociedad puede consultar, posee un rol social, se preocupa por la integración e inclusión social, por la contención y el desarrollo de habilidades personales y grupales de los más desfavorecidos. En otras palabras,  no vive ajeno a la realidad social de la comunidad en la que está inserta su biblioteca sino que se ocupa de distintos problemáticas que esta presenta.

Creo que para graficar mejor cuál es la ética profesional que sigue o debería seguir el bibliotecario es útil recurrir a otros enfoques más allá de la ética profesional muy «Plan de estudio de facultad» que llevamos ya inculcada. Hablo de la marginada “ética hacker”, que se adapta en mejor medida a nuestra profesión.

Para comenzar conviene hacer una distinción terminológica entre “hacker” y “cracker”. “Un hacker no es una persona maliciosa sino cualquier experto o entusiasta que utiliza su conocimiento de un sistema para desarrollar nuevas funcionalidades” (Peborgh, 2017, p. 167). Es decir que, como propone por su parte Himanen (2001) los hacker no son solo especialistas en informática sino que el término se extiende a cualquier profesión que adopte la “ética hacker”. Por su parte “El vándalo que utiliza sus conocimientos de informática para delinquir o provocar daño se denomina “cracker.” (Peborgh, 2017, p. 167).

El concepto de la “ética hacker” es propuesto por el filósofo Pekka Himanen en conjunto con Linus Torvalds (creador del sistema Linux) en la obra La ética hacker y el espíritu de la era de la información, publicada en 2001. Esta obra aborda una moral pensada o ética ya que reflexiona sobre las buenas o malas actitudes en la comunidad hacker y propone valores a tener en cuenta en la sociedad en general, pero a su vez describe la moral vivida de este grupo humano en particular. Adentrándonos en este concepto se pueden distinguir una serie de lineamientos compartidos por gran parte de los miembros de la comunidad hacker, que básicamente pueden dividirse en tres partes principales: la ética del trabajo, la ética del dinero y la ética de la información o “nética” (Himanen, 2001).

Ética del trabajo

La ética del trabajo propuesta se opone a la ética protestante de Weber considerada la madre del capitalismo. La última concibe el trabajo como el objetivo en la vida y el dinero como el bien supremo; fomenta así el individualismo y la competencia entre pares para alcanzar esos bienes (Himanen, 2001). La primera en cambio no considera al trabajo como un objetivo en la vida sino más bien a la pasión y  creatividad; el hecho de crear soluciones para compartir ayudando a otros y ser reconocidos a su vez por sus pares (Himanen, 2001). Es fácil en este caso trazar un paralelo con la profesión bibliotecaria en la que no se busca ganar dinero sino hacer un bien a la sociedad, en tanto que la pasión y creatividad están siempre presentes.

Ética del dinero

La ética del dinero también es un punto a tener en cuenta. El dinero es concebido desde esta perspectiva como un medio, no como un fin en sí mismo (Peborgh, 2017). Aquí vemos otros de los aspectos propios de las bibliotecas. Las bibliotecas populares, sobre todo, desde su misma naturaleza son asociaciones sin fines de lucro y los bibliotecarios no tienen como objetivo enriquecerse con su trabajo, más bien cumplen una función social que desarrollan con pasión.

La ética de la información o nética

La ética de la información o nética es más aplicable aún. “Para la ética hacker  el intercambio de información es el valor supremo” (Peborgh, 2017, p. 169). La biblioteca en sí se crea con el objetivo de democratizar la información; dar acceso a los más desfavorecidos, no solo través de los libros sino brindando herramientas a través de la ALFIN (Alfabetización Informacional) para poder comprender la necesidad de información, cómo y dónde buscarla, evaluar su pertinencia y cómo comunicarla a otros. Como vemos, la nética se adapta bien a la función bibliotecaria.

La ética hacker también se hace presente en las bibliotecas cuando se fomenta el trabajo en red y la descentralización del poder; cuando se realizan campañas de concientización sobre el cambio climático y la importancia del cuidado del medio ambiente; en uso y difusión del software libre, en el que la biblioteca está muy familiarizado, etc.

Pero para ser más claros aún sobre que implica seguir la ética hacker, ser un hacker y hackear un sistema es útil dar algunos ejemplos. A continuación transcribo algunos ejemplos de Peborgh menciona en su libro:

Jack Andraca era un niño de 16 años como cualquier otro que tenía la afición de leer revistas científicas. Un día un amigo de su familia al que quería como un tío se enferma y muere. Ese hecho funciona como disparador para iniciar su propia investigación en internet  para crear un dispositivo que detecte el cáncer de manera temprana. Luego de mucho esfuerzo, con sus medios acotados, logra lo que científicos no habían podido en años y con poco dinero. Hackeo el sistema (Peborgh, 2017).

“Easton LaChappell, a los 14 años, creó un brazo robótico que se controlaba desde su teléfono móvil. Cuando pidió un presupuesto para fabricarlo, le pidieron decenas de miles de dólares. Así que pidió una impresora 3D y lo logró con apenas 500 dólares. (…) Unos años más tarde, redujo los costos a un total de 350 dólares,  lanzó una guía para que los usuarios pudieran imprimir las piezas por su cuenta” (Peborgh, 2017).

Y podría continuar dando ejemplos de hacker hackeando el sistema. En esta sociedad poscapitalista (la de los hacker) el recurso económico ya no es el capital ni el dinero sino el conocimiento (Drucker, 2013). Lo importante es ver qué rol cumple la biblioteca en este nuevo fenómeno de la era digital. La biblioteca no sólo se adapta bien a la ética hacker sino que posibilita formar potenciales hackers y hackear constantemente el sistema capitalista que históricamente ha fijado límites a quienes no cuentan con medios económicos para comunicarse, acceder al conocimiento, la salud, etc.

(Contexto: este texto fue publicado en el año 2020 para un trabajo práctico de la asignatura Ética y deontología profesional de la carrera de bibliotecología)

Bibliografía:

Peborgh, Ernesto Van (2017). Homo hacker: Gestionando la complejidad para enfrentar los desafíos planetarios. Paidós.

Himanen, Pekka (2001). La ética hacker y el espíritu  en la era de la información.

Drucker, Peter (2013). La sociedad poscapitalista. Apóstrofe. 
                                    

(Ensayo escrito en el año 2020 para una cátedra de la carrera de bibliotecologia)

Gonzalo Martin Castro

Soy de San Juan, Argentina. Hace tiempo que escribo textos variados y tengo un blog más que nada para hacer experimentos. Escribí algunos textos de opinión en una revista de mi provincia y en una revista digital de México. Bibliotecario :) Pueden seguirme en Instagram gonza_escritos01

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