Caminando

apurada

por la vereda

crucé la calle

           apareció un auto

frenó de golpe

el conductor bajó el vidrio

y asomándose 

me gritó

Seguí caminando

me tropecé 

pasé vergüenza 

me reí

miré a los costados

                

frené

cerré los ojos

volví a caminar

canté una canción

me crucé a

y miré el celular

seguí caminando 

llegué a destino

me senté 

en unas baldosas grises

que estaban frías

parecían mojadas

esperé

un minuto

diez minutos

veinte minutos

no pasaba nada

decidí esperar

media hora

cuarenta minutos

cuarenta y cinco

no lo soportaba

fui al parque

me acosté en el pasto

me picaron tres hormigas

una en la pierna

dos en el brazo

una rama comenzó a treparse por mi cuerpo

la tierra me susurraba

el mundo se comunicaba

                                                       conmigo

me dejé llevar

escuché

sentí

y me hundí

en ese pedazo de tierra

con pasto seco

sin flores

quedé enterrada

con las hojas

del otoño

que se encontraban 

debajo