Esperando me encuentro a un personaje nocturno,
uno de esos que a uno le cuesta olvidar.
Ahora que pienso, nunca le pregunté su nombre.
No escucho bien que me dice porque tengo al flaco Spinetta en los auriculares.
Por un segundo decido hacer contacto visual y preguntarle que me estaba diciendo.
Y ahí estaba el repartidor, con su ropa sucia y harapienta .
Mirándome dice: «justo laburando el día de mi cumpleaños».
Le pregunte cuanto cumplía. 49 años respondió el repartidor.
Feliz cumpleaños murmure. Muy agradecido me dijo «gracias mi amigo».
Que honor y admiración te tengo le dije. Así como a todas las personas que cumplen años el día de hoy y en vez de disfrutar su día están trabajando.
«¿Por qué, si hago pedidos solamente?» me preguntó.
Vos trabajas todo el tiempo en tu moto recorriendo la ciudad entera sabiendo que un reloj te apura para tu pedido y que también las condiciones climáticas no siempre juegan a tu favor.
Hoy, el día de tu cumpleaños, te están apurando a que termines el día y entregues todos los pedidos.
Le desee feliz cumpleaños y buena noche. «Gracias amigo, ¿puedo darte un abrazo?» me preguntó.
Por supuesto que si, le respondí.
Lo mire un segundo después del abrazo y nuevamente le desee feliz cumpleaños y buenas noches.
El hombre mayor se colocó el casco y se fue en su moto.
Y allá iba, desvaneciéndose entre las luces de las calles una moto con luces opacas. Se alejaba un hombre increíble que probablemente nunca más volvería a cruzarme.
¿Cuantxs mas habrán explotado y explotan su cuerpo por unos billetes en vez de tener su único de día de cumpleaños como descanso o recompensa de su trabajo?