The worst person in the world (Joachim Trier, 2021) cuenta la historia de Julie (Renate Reinsve), una muchacha de veinti/treinta que busca hacer la vida a su manera en uno de los países más felices y estables del mundo. La película inicia con su pasar por la facultad de medicina, donde Julie descubre que lo suyo no es lo tangible del cuerpo sino que su pasión es lo que pasa por dentro. Movida por esa búsqueda se cambia a la carrera de psicología, conoce gente nueva y al poco tiempo decide abandonarla para dedicarse a la fotografía. Se corta el pelo, se tiñe de rosa, se coge un modelo. Usa un dinero de una beca, se compra una cámara y encuentra trabajo en una librería. En esos tiempos conoce a Aksel (Anders Danielsen Lie), artista gráfico, con quien empieza un amorío casual hasta que él le advierte que no podían seguir viéndose porque no se podían enamorar, porque ella era mucho más joven que él y tenía que dedicarse a experimentar otras cosas. Sin embargo ese resguardo fue lo que Julie necesitaba para enamorarse de él. Él también se enamora, porque en el terreno amoroso poco sirven las advertencias. Pronto éstas se convierten en exigencias, Aksel intenta formar una familia con Julie mientras ella siente que necesita seguir buscando algo que no sabe dónde encontrar, pero no puede parar de buscar. Luego de conocer a Eivind (Herbert Nordrum) en una fiesta a la que no fue invitada, corre a encontrarlo en un mundo que se detuvo sólo para que se produzca ese hallazgo ideal. Al apagar la luz se encontró con una vida que no le pertenecía, en el departamento que hace de escenario de la asfixia. Una realidad en donde estaba intentando encajar y no podía, pasando de un lugar a otro a toda velocidad. Trier narra el deseo entre rodeos, amores incómodos, decisiones que se saben no definitivas, los prejuicios y la mirada del otro. El correr en busca del deseo recuerda a Licorice Pizza de Paul Thomas Anderson, estrenada el mismo año. Esa mujer que no puede parar un segundo me hace pensar en Sylvia Plath, salvando la tragedia. Julie se pregunta por su lugar de mujer en este siglo, de hija, de posible madre y va hilando respuestas posibles a través de sus distintos amores, las elecciones profesionales, entre la incorreción y el humor. Es la mujer en búsqueda de sentido. Sólo la conciencia de la finitud la obliga a frenar a pensar. En la era de los tiempos acelerados, la realidad de la inmediatez y la omnipresencia, de la demanda constante del otro, del multitasking y de la liberación femenina, la peor persona del mundo se pregunta qué pasaría si de repente el tiempo se suspendiera frente a ella. La respuesta es que aparece ella misma haciendo lo que quiere: tan sólo una fantasía.