Existe un gladiador que pasea por la arena cuando el sol está tan alto que quema.

Lo invaden sus rayos y su cuerpo se hace real,

Es una especie de coral, que solo se ve en el fondo del mar.

Ha luchado sin descansar entre las arenas perdidas tras algún altar.

Es suave, es terrenal.

Tiene en la mirada más de un funeral, pero avanza sin escapar ni descansar.

Abre sus manos al despertar para morir o matar, con su espada, entre las grietas de sus hojas hechas de tenacidad, florece el jardín de mi eterna sepulturidad.

La máscara se ha quitado 

He visto sus ojos

He visto el mar.