Una lluvia de esquinas.

Estuve parado, en esa lluvia fría 

una hora que me pareció una vida. U

na vida que se pareció a solo un rato. 

Y apareciste desde la nada. Y no traías flores, 

y yo no traía un florero. y no traías tu cara, y yo no traía mi cuerpo.

 Así que desde la nada nos volvimos a esconder en el aire nocturno de la lluvia,

en forma de cortina que nos envolvía y nos dejaba regalados para el próximo transeúnte.

 Quisiste gritar pero un trueno ahogó cualquier ruido, 

Nos fuimos, te fuiste. 

Nadie agarró las flores y no nos saludamos.

 En otra esquina nos volvió a pasar lo mismo.

 Pero esa vez yo leí tus flores y vos regaste mis versos.

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