Sueño en estado de sitio.
Cancelen el día,
las clases,
el trabajo.
Que el gremio de las agujas de reloj
se movilice y haga
un paro masivo.
Corten las calles los despertadores,
quemen la goma de una cubierta vieja.
Llamen a todos los medios,
que cubran esta manifestación.
Prepárense para la represión,
las balas de goma.
Los camiones llenos de milicos,
inútilmente intentan terminar con esta rebelión.
Que los calendarios se nieguen
a pasar la hoja,
que los timbres tomen
el ministerio de seguridad,
que los celulares
apaguen sus alarmas en señal de protesta.
Que los segundos se nieguen a avanzar,
y los minutos, en huelga,
se abracen al silencio.
Rompan ese puto sistema,
invadan la Casa Rosada,
planten banderas en cada ventana,
y rompan todo a su paso.
Por quienes no quieren salir de la cama,
por quienes imploran un ratito más,
por mí.
Y que estalle el cielo en mil pedazos,
que los truenos griten:
¡Basta ya!,
que se apague el sol un rato
para que el mundo aprenda
que no hay revolución sin sueño,
ni descanso sin rebelión.


