Esta es la historia de cuando conocí a un falso Bukowski.

Todavia recuerdo su particular estilo, sus poemas habian dejado sin palabras a todos los oyentes.

Y a mi, a mi no solo su poesia me habia conquistado sino el.

Con su botella de wiskhy, con su cara roja de tanta bebida en sangre.

Con sus ganas de irse y con sus pocas ganas de hablar.

Si. No era un buen partido, pero a mi me encantaba.

Tengo un repertorio lleno de canciones escritas para el.

Nunca las escucho, ni nunca lo hará.

Un dia lo encare, lo seduje y lo traje a casa, nos fundimos en besos con sabor a alcohol, y supimos hacer que la noche sea eterna.

Me dijo «No te enamores», prometí no hacerlo.

Pero el corazón no tiene piedad, ni sabe hacer lo que dice mi mente, y me enamore de ese falso Bukowski.

Con su filosofía anti amor, con sus miedos, con sus paradójicos poemas románticos.

Con lo romántico del alcohol.

Tuve muchas opciones y me quede con el que quebraba en un sofá.

Pero me gustaba.

Ese falso Bukowski, ese intento de ser alguien que no es, ese Jekyll que se convirtió en el odioso y sin piedad de Mr Hyde.

Ese, ESE…me gustaba.

Y si, como se podrán imaginar, la historia no termino bien, porque en un breve lapso de ser un Jekyll abrió su corazón, pero cuando abrí el mío, su lado oscuro se lo comió.

Y así quede, con el corazón dentro de el.

Y yo, con un agujero en el pecho, donde ya no siento nada.

Cada tanto miro sus fotos, intentando sentir algo. No hay nada.

El falso Bukowski se lo llevo todo.

Y entre bares, poesía y alcohol, solo, para siempre y con mi corazón, se quedo.