Parecía ser que la gente no había aprendido del pasado, parecía que el deseo de libertad fue tan grande que se convirtió en libertinaje, y por consecuencia nos habian vuelto a encerrar.

Yo estuve luchando todo ese primer día con varias cosas: el duelo y los mensajes de quienes sufrían también, buscando en mi una palabra de aliento, la voz neurótica de mi cabeza recordandome que iba a estar encerrada otra vez, el miedo a perder mi trabajo y la angustia de no verlo a el.
Antes habían pasado dos semanas críticas en donde no pudimos vernos también por el medio al virus, el estaba en peligro y no quería exponerme a mi.
En el medio solo los mensajes eran nuestro hielo dentro de tanto fuego, mensajes subidos de tono, el deseo hecho palabras de volver a vernos, yo me quemaba sola y me moría por verlo.
Ahora, la fase 1 nos volvería a separar pero esta vez sería peor, no habrían mensajes que nos aliviaran.
Fui a dormir temprano como todas las noches, pensé que iba a soñar con el después de ponerle miel a su nombre y el mío durante toda la tarde.
Pero no, soñé con la casa de mis abuelos, y al despertar, lo que me esperaría al segundo día sería impredecible.
Continuará.