Tus acordes fueron fuente de inspiración.

Y los hoyuelos de tu sonrisa tímida 

Me robaron algún que otro suspiro.

Entonces comenzamos a jugar. 

Aunque yo sabía que alguien se podía quemar.

No fueron necesarios tantos encuentros 

Para leerte por completo.

No fue necesaria tu «sintonía» 

Para que no admire tus ojitos 

Desde el insta.

Entonces redoble la apuesta, 

Jugué y está vez a ser valiente.

Pero como a un niño a quien no 

Lo dejan salir, me quedé esperando varias veces.

Insistí 

Pero el silencio fue tu respuesta.

Te Vi feliz en la tuya,

No había espacio para nada más.

Entonces me fui, pero antes 

Un poema, te escribí.