Las noticias y memes políticos se suceden uno tras otro mareando al más informado. Si querés enterarte de lo importante sin perderte en lo urgente. Si querés entender lo político más allá de lo mediático. Si querés ver la película y no quedarte con la foto del día. Sacale el yuyaje al mes que pasó en Todo enero es político.
(Si querés ver el mismo texto narrado en video hace click en el link. De antemano pido disculpas por los errores en mi primera experiencia como locutor y el oxidado estado de mi edición de audio y video)
Cada cuatro años la política argentina comienza su mes más veraniego en Brasil. La asunción presidencial de Lula da Silva incluyó la visita de su par Alberto Fernández, el gobernante internacionalista que no es profeta en su tierra. También vendría la solidaridad ante las acciones destituyentes que sufrió el gobierno brasilero, una reunión bilateral en Argentina repleta de acuerdos firmados y la cumbre de la CELAC, redondeando uno de los mejores meses en las relaciones argento-brasileñas desde hace varios años.
Pero sin dudas el tema central entre ambas naciones fue la moneda común para intercambios comerciales. Ya se sabe que no reemplazará al peso y al real, al estilo del euro, sino que funcionará como moneda transaccional entre naciones para evitar la utilización del dólar. Se sabe también que la idea es expandir esta divisa a otros países de la región. Lo que no quedó muy definido son los tiempos que llevará la implementación pero en ambas comitivas se difundió entusiasmo y premura.
Volviendo al primero de enero y al presidente Fernández, con una carta anticiparía el tema yugular de los próximos meses en materia de política nacional: el Juicio Político a todos los miembros de la Corte Suprema. O algún tipo de arrugue de último momento que dañe para siempre el vínculo de Alberto con los gobernadores oficialistas y un gran número de los votantes del Frente de Todos. Es, podría decirse, la última oportunidad del presidente Fernández para reelegir o tener influencia en la venidera elección.
La triarquía del lawfare vs el frente que no convence
Pese al remanido discurso de que la grieta es lo que destruye al país y que la gente está cansada, las elecciones presidenciales de 2019 terminaron con el 88,52% de los votos de las generales en poder de las dos principales alianzas políticas del país. Números de balotage en una elección que en realidad contenía a seis opciones partidarias (10 si contamos las que no superaron las PASO).
La tercera avenida puede cambiar mucho o poco su oferta ideológica pero siempre demuestra, presidencial tras presidencial, ser un fiasco cada vez mayor. Y en esta ocasión el lugar lo ocuparán los libertarios.
Insípido sería un tercer puesto para la fuerza de Milei. Si no logra algo importante se puede desinflar al mejor estilo Massa 2013, Pino 2009 o De Narváez, también en 2009. En las futuras presidenciales de 2027, si Milei se presenta sin Macri ni Cristina, podría observar como le rapiñan los votos sin reacción.
A los independientes de los dos grandes frentes electorales les cuesta mantener la cohesión por más de cuatro años, ni pensar en ocho. Por eso se espera que firme un acuerdo de último momento con Juntos por el Cambio, que generará magnánimos gritos de los radicales y lilitos, que terminarán en casi nulas acciones concretas o rupturas de espesor. Vencer al populismo, sea lo que sea que signifique eso, será más importante que tolerar una alianza con personas que se odian visceral e ideológicamente entre sí.
Cada espacio tiene algo que aportar a la triarquía.
Acusaciones de lawfare, partido judicial o, directamente, mafia son vertidas por el oficialismo, en especial la cepa kirchnerista, traccionados por los chats filtrados de Marcelo D’Alessandro. Se denuncia una triarquía poco institucional entre los políticos de Juntos por el Cambio, los empresarios, con sus medios de comunicación (Clarín, La Nación e Infobae) y grandes burbujas corporativas en el Poder Judicial que controlan los principales estamentos. No está de más destacar que nuestra Constitución nos considera una República, donde la división de los tres poderes del Estado es el mejor camino contra la tiranía, la autocracia o la dictadura.
Los apuntados como parte de la Triarquía del lawfare niegan hasta las comas de sus acusadores, mientras sus conductas confirman la cada vez menos secreta alianza con sus fallos, editoriales periodísticos y chats filtrados. Y en esta sociedad que Jorge Asís epitetó como la Mafia del Bien, al igual que en todas las sociedades, cada uno tiene su rol.
La pata política
La pata política, con presencia en el Poder Ejecutivo y Legistativo, frenará cualquier ley por mínima que sea que afecte a alguno de sus aliados, con la promesa de reformas profundas si llegaran a la Casa Rosada en 2023.
La pata económica
La pata económica distribuye la salsa y el silencio de sus medios ante cualquier denuncia sobre los propios o logros de los ajenos. En año electoral, se esperan brotes verdes de pauta, recaudaciones fraudulentas y todos los carpetazos que se consigan contra el enemigo populista.
La pata judicial
La pata judicial secuestró sin disimulo la Constitución Nacional Argentina. Del libro máximo siempre tiene la interpretación final y sus fallos, que se parecen más a leyes o decretos, se interpretan más con la estrategia que con la justicia, aunque se tengan que contradecir o asomar la cabeza por sobre el estrado más de lo que les gustaría.
La confluencia de estas tres patas ya desplegó su diccionario de sinónimos: embestida, ataque, ofensiva, guerra. Como si el juicio político no fuera algo constitucional, los políticos de Cambiemos se mimetizan con los titulares de la Alianza multimedia (Clarín, La Nación e Infobae) y lo califican como un ataque impetuoso y violento. El Jefe de Gobierno porteño, beneficiado por la coparticipación gracias a la Corte, diagnostica que al kirchnerismo “no les gusta la democracia, el balance de poderes que representa un sistema republicano”.
Se desprende que para Horacio Rodríguez Larreta el equilibrio correcto entre lo judicial y lo ejecutivo se logra con el iceberg de cochinadas institucionales que montaron su Ministro de Seguridad y Justicia con un representante legal de Horacio Rosatti, Presidente de la Suprema Corte.
D’Alessandro: licencia para esconderse
El mencionado ministro Marcelo D’Alessandro, que fue impulsado a tomarse una vacación indefinida con el visible objetivo de no ensuciar la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, no fue desplazado por el motivo más lógico: su inoperancia. El Rey del Telegram, responsable de la seguridad y la justicia de la capital nacional, fue hackeado en su teléfono sin la necesidad de sistemas Pegasus ni otros softwares complejos de espionaje.
Según las pericias que han ido saliendo a la luz este mes. Le “chorearon la cuenta” de la tarjeta SIM como me podría pasar a mí, a usted, a cualquier vecino. Y pese a no haber tomado ninguna precaución medianamente razonable sobre su propia seguridad informática, Marcelo D’Alessandro se dedicó a operar con medio poder judicial, en tono de amigotes, con códigos no muy difíciles de descifrar y sin escatimar en material audiovisual. Su argumento seguramente habra sido el mito, ya demostrado falso, de que Telegram no puede ser rastreado.
Luego de que los chats de la temporada de truchaje en el Lago Escondido pasaran casi inadvertidos, D’Alessandro no pudo zafar de las conversaciones telegrámicas donde se lo lee cometiendo varios delitos, entre ellos el de no respetar la tan mentada división de poderes. Con naturalidad y confianza, el ministro porteño con licencia para esconderse recibe de Silvio Robles, vocero del supremo Rosatti, el anticipo del autodenominado “fallo Robles” donde le confirma que el juez de la Corte máxima del país determinará el porcentaje de coparticipación que recibirá el terruño larretista.
También, Silvio Robles le presenta la estrategia conjunta y sistemática que debería seguir el poder legislativo cambiemita respecto a la disputa por los puestos en el Consejo de la Magistratura. Los chats salieron a la faz pública varios días después de haberse redactado. Las acciones de Juntos por el Cambio y de la Alianza mediática en ese lapso se correspondieron con lo expresado por Robles en el chat.
Cuando el 5 de enero siguiente , el bloque del Senado de JxC calificó de infame la actitud del oficialismo por afectar la independencia del Poder Judicial de la Nación evita la incomodidad de opinar del vínculo D’Alessandro-Robles con el oxímoron de que se trata de un acto de espionaje ilegal y a la vez falsificado.
Obviamente el partido acusado de espiar es el Frente que no convence. En lo que sería su primera demostración pública de esta actividad, harto repetida por la familia Macri y su experiencia política llamada Cambiemos. La necesidad de buscar culpables en el FdT fue tan desesperada que hasta hicieron uso de la artimaña de agarrar a un kirchnerista con la imagen bien golpeada y acusarlo de la inmoralidad per se. El exjefe del ejército que demuestra la supuesta doble cara de Cristina Fernández y Hebe de Bonafini, César Milani.
Ya pasó todo enero y no apareció una prueba semiconcreta de que el espionaje fuera realizado por el oficialismo. Lo que deja bastante verosímil el escenario de una interna feroz de cambiemitas agrandados, que creen que la elección general la ganan caminando.
Para entender esto basta ver las virulentas declaraciones que se han hecho desde el bullrichismo y el larretismo desde hace meses con epicentro en la caída en desgracia de Gerardo “Jerry” Milman. El segundo de Bullrich en sus tiempos como Ministra de Seguridad había comenzado su catábasis con una denuncia “k” respecto a su rol en el atentado a Cristina Fernández. Para terminar en una catarata de filtraciones internas sobre sus desmanejos financieros y personales, de donde no pudo despegar los dedos el fiscal Augusto Troncoso.
Uno parece que fue indiscreto con el nombre de María Luz Lanusse Peralta Ramos, falsa esposa de Jerry Milman con identicamente falsos papeles de un auto. Por lo que del otro lado quizás creyeron conveniente responder con un audio, difundido por la periodista Rosario Ayerdi el 2 de enero, en el que el ministro del ejecutivo porteño D’Alessandro le ofrece a Troncoso, independiente miembro del Poder Judicial, un avión para viajar a Córdoba por un tema personal. El resto de la perdigonada de chats maculadores de jueces, empresarios y espías, parece más producto de la furia y el caos que una jugada calculada a mil bandas. Furia y caos que serían esperables en Gerardo Milman, un hombre con contactos con los servicios de inteligencia, que pasó de ser uno de los generales de la presidenciable Bullrich a un paria que ni siquiera puede pisar el Congreso o salir a defenderse en amigables sets de televisión de la Alianza multimedia.
Y por supuesto que también existe la posibilidad de que Mauricio Macri esté recurriendo al viejo axioma “Divide y reinarás”, partiendo su tropa en dos bandos para que él tenga que postularse para contenerlos a todos como candidato de la unidad. Es idea de este tipeador de caracteres que el expresidente no posee el altruismo necesario como para regalarle a otro compañero su juguetito político llamado Juntos por el Cambio.
La candidatura del Frente de Todos está a una corajeada de distancia
Mientras en Cambiemos les precandidates a presidente y a los principales distritos del país se circunscriben a un puñado de nombres hiperanunciados, en el partido que llevó a Alberto Fernández a la primera magistratura está todo más despelotado.
La renuncia histórica o proscripción de Cristina Fernández, multiplicado por su llamado a que todos saquen al jefe que llevan dentro va generando un casting por goteo de precandidatos. Cualquiera que se mueva más que la parsimonia habitual ya empieza a ser sondeado para alguna boleta.
El primero de todos es Sergio Massa, que ya dejó de ser flamante en el Ministerio de Economía para ser el candidato puesto a presidente. Él dice que no va a competir porque se lo pide la familia pero puede estar tendiéndose un puente de plata por si no puede encarrilar la economía tanto como le gustaría. Si los números de la inflación lo ayudan va a competir. Quedará por ver en los próximos meses cómo se vincula el massismo con el kirchnerismo y el albertismo en el plano electoral. No parece haber mucho ánimo de ruptura o posiciones maniqueistas. En esencia porque no hay mucho margen en la disputa con Cambiemos y todos lo saben.
El punto enigmático de Sergio Massa es su posición sobre el Juicio Político a los integrantes de la Corte Suprema. No se ha pronunciado aún y la oposición buscará acorralarlo para que se la juegue y pierda apoyos según postura.
Alberto Fernández por su parte mantiene sus aspiraciones de ir a unas PASO o poner un delfín. Si disminuye la inflación sin entrar en recesión ni pulverizar los salarios podrá disputarse el protagonismo con Sergio Massa. El padre de la criatura. Si no arruga con la Corte y logra impulsar el tema en la agenda pública. Si genera multitudinarias marchas pluripartidarias contra los supremos. Si consigue alguna digna victoria judicial, puede pelearle a cualquiera. Siempre podrá disculpar sus primeros fallidos años en el FMI de Macri, la pandemia y la guerra de Ucrania. Tendría un relato con el que recorrer el país con el aparato del Estado.
La Liga de gobernadores oficialistas
Los primeros en mover tras la carta del presidente fueron los gobernadores frentetodistas, al ponerse de uno u otro lado de la decisión del mes: el Juicio Político. La posición elegida no sólo se planta ante el Poder Judicial sino ante el electorado, mostrándose más o menos combativo respecto a la Triarquía del lawfare.
Nadie esperaba que Perotti, goberna de Santa Fe, conocido por su afinidad con el campo sojero y ser un “Político RAP”, se sume a la propuesta pero hubo ausencias y desprolijidades en el medio. Apareció la firma en el documento del entrerriano Gustavo Bordet y después él desmintió haber consensuado esa postura. También figuraba el chubutense Mariano Arcioni, que estaba de licencia y su vice no estampó el autógrafo.
El puntano Alberto Rodríguez Saá y su vecino sanjuanino Sergio Uñac no dieron mayores explicaciones para su faltazo grafemático. Puede que simplemente se hayan hinchado las gónadas de ir hasta la Capital para que tiempo más tarde el presidente Fernández recule sin mucha pompa ni mística. Como el arrugue de Alberto que se comieron con las amenazas de no pagar la coparticipación ordenada por la Corte, tras el fallo Robles y sus consecuencias.
En el caso del sanjuanino Uñac se especuló con una espera por una decisión provincial de la misma Corte Suprema a la que le pedían que les firme el Juicio Político. Sergio Uñac se juega en el máximo tribunal posibilidad de ir por un tercer mandato en San Juan, (que le fue prohibido en su momento a al santiagueño Gerardo Zamora). Ahora podrá generar discordias si Rossati y los suyos favorecen al sanjuanino. Por lo pronto queda claro que Uñac no iría por la presidencia o lo hará en un plan poco combativo, negociador.
Gerardo Zamora cuenta con un capital importante por los números que el kirchnerismo ha sacado históricamente en su Santiago del Estero, pero más por su extraña condición de radical respetado como uno más por los gobernadores peronistas. Se especula que podría ser parte de una fórmula presidencial o promovería la de su esposa, Claudia Ledesma Abdala, ex mandataria de la misma provincia. La apuesta es lógica. Parece imposible que en estos tiempos feministas el Frente de Todos presente una fórmula puramente masculina y salvo Cristina no hay muchas mujeres de peso nacional. Una exgobernadora y actual presidenta provicional del Senado tendría suficientes pergaminos para pelear por el puesto. Por eso, además de firmar el pedido de juicio político, Gerardo Zamora denunció a Silvio Robles, el Smithers de Rossatti, y a D’Alessandro ante la justicia de Santiago del Estero.
El juez santiagueño no quiso el fierro caliente del “fallo Robles” y mandó la causa a Comodoro Py pero rápidamente se vio la coordinación entre los gobernadores oficialistas ya que el riojano Ricardo Quintela hizo lo propio en su provincia. Obtuvo el mismo resultado. Las causas no están muertas pero van a un territorio con mayoría de sectores ligados al PRO.
Sobre fin de mes, el gobernador bonaerense Axel Kicillof elevó su propia denuncia en La Plata contra el dúo Robles-D’Alessandro y esta recayó sobre un juez conocido por su recelo a Comodoro Py: Alejo Ramos Padilla. El objetivo parece ser reemplazar el supuesto carácter espurio de los chats, con información sacada legamente de la investigación sobre Robles-D’Alessandro, sea en el rincón del país que sea.
Kicillof obviamente se encuentra entre los que apoyaron el Juicio Político, tal como Jorge “Coqui” Capitanich, gobernador de Chaco. Ambos sugirieron que irán por la relección en sus terruños, aunque no son pocos los que los ubican en una posible fórmula presidencial. No es que nada esté escrito en piedra pero la pirueta habitual es la contraria. Apuntar a la presidencia (cargo mayor) para ir por la gobernación o vicepresidencia (cargo menor). Sólo la ausencia de Cristina alimenta estos análisis, tratándose de dos gobernadores que siempre han estado cerca de ella.
En cambio, todas las elecciones tienen algún exponente de la pirueta clásica, como María Eugenia Vidal, que amenaza con la candidatura al país para terminar bajando a la Ciudad de Buenos Aires (o ser vice de Macri) y el peronismo cordobés, que hizo de la práctica del amague nacional una tradición milenaria.
¿La precandidatura de Grabois entra en esta pirueta? ¿Está negociando o realmente le peleará una interna a Massa y/o Alberto? Sería la primera vez que el popular dirigente de los movimientos sociales se somete a la voluntad electoral. Todo parece atado a la candidatura o no de Eduardo De Pedro, algo difícil de predecir.
Volviendo a Coqui Capitanich se puede leer una jugada a través de una declaración suya sobre que si iba Alberto por la reelección no tendría que haber PASO en el FdT. Máximo Kirchner ya había tirado el año pasado la misma consigna pero con algo de cizaña. En el caso del gobernador del Chaco tal vez sea un guiño a Alberto para que lo nombre su delfín o miembro de la fórmula. En cualquier caso, el presidente necesita algún respaldo de tanto en tanto.
También suenan el tucumano Juan Manzur, actual Jefe de Gabinete, y Daniel Scioli, que es otra tradición electoral: lo nombran como candidato potencial a presidente en todas las elecciones del milenio (sólo pudo serlo en 2015).
Todo parece indicar que el Frente de Todos no se va a dividir y se encamina a unas PASO soft o a una fórmula de unidad que contenga a la mayoría sin convencer mucho a ninguno.
Mientras Macri no baje de la República de Cumelén
En la oposición los candidatos ya están en abierta campaña. Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich viven en una especie de Matrix donde tienen posibilidades de ser los próximos presidentes de la República Argentina pero es sólo hasta que Mauricio los desenchufe y se autoproclame candidato. Lo curioso fue que ambos miembros del PRO fueron recibidos por su líder en Cumelén pero ninguno se fue con la bendición que nunca va a llegar.
Lo más interesante de la oposición ocurre en las provincias, donde hay abundantes amenazas de ruptura, una de las más dañinas formas de negociar poder. Córdoba, Río Negro, Chubut, Salta, Tucumán y Neuquén son algunos de los distritos más complejos a la hora de mantener la unidad pero ninguno como en el Frente Cambia Mendoza, en este enero soleado.
Es importante recordar que se trata de una provincia radical, lo que relativiza el rol segundón que la UCR ha tenido dentro de Cambiemos a nivel nacional. La Unión Cívica que quiere seguir teniendo un gobernador radical. En ese plano al PRO apareció Omar De Marchi, Vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, que está dispuesto a pelear por la gobernación y sostiene que la participación dentro del esquema oficial del radicalismo es una derrota segura por cuestiones de aparato. Ante la amenaza concreta de ir por fuera de Juntos se le sucedieron mensajes públicos y privados de toda la dirigencia del PRO para que revea su decisión porque puede recibir sanciones internas. Si en la provincia más importante que gobierna el radicalismo el partido de Macri no respeta la alianza ¿Cómo esperar que no se generen situaciones a la inversa? ¿Cómo le exigen a la UCR, por ejemplo, que no se vaya con Alberto Weretilneck y su Juntos Somos Río Negro abandonando al PRO?
Omar De Marchi será muy requerido este año porque forma parte de la comisión de juicio político de Diputados, que tratará el caso de la Corte Suprema. Responde al ala larretista del PRO y no es ningún secreto que el radical Alfredo Cornejo es bullrichista, mientras que el jefe de gobierno porteño es más aliado de Gerardo Morales, presidente de la UCR nacional. Habrá que ver cómo se acomodan los patitos cuando Mauricio Macri baje de la República de Cumelén a anunciar su candidatura.
A la inversa, todo Juntos por el Cambio firmó un singular acuerdo en Santa Fe, con el Frente Progresista para vencer al peronismo. Genera mucha expectativa como confluirán en este “Frente de frentes” sectores tan diversos como el PRO y el Partido Socialista, que decidieron que su gorilismo pesaba más que sus críticas al capitalismo salvaje que pregonan Macri y los suyos.
Sesiones extraordinarias y juicio político
Mediado enero, Alberto convocó a sesiones extraordinarias y presentó los 27 proyectos (luego se agregó la ley Lucio, contra el maltrato infantil) que se tratarían, entre ellos el Juicio a los miembros de la Corte Suprema. La gran mayoría de los items se corresponden con los temas que no se pudieron tratar en diputados por la parálisis del Congreso a la que Cambiemos apeló en los últimos meses.
También se incluyen algunos proyectos que fueron considerados como ofensivas oficialistas sobre el Poder Judicial pero bien pueden ser prendas de intercambio para algún tipo de negociación: designar al Procurador General de la Nación o jefe de los fiscales, ampliar notoriamente los miembros de Corte Suprema y modificar la Ley del Consejo de la Magistratura (el órgano que designa jueces).
24 horas después de la convocatoria a extraordinarias, el bloque de diputados del Frente de Todos presentó el proyecto de Juicio Político a los integrantes de la Corte Suprema. Los argumentos son el fallo por la coparticipación en favor de CABA, un supuesto desmanejo en la obra social del Poder Judicial, el doble rol de Rosatti al frente de la Corte y el Consejo de la Magistratura y el 2×1 a represores que fue frenado por las manifestaciones populares en contra, entre otros temas.
Los chats filtrados entre Robles y D’alesandro no se incluyeron pero ambos fueron citados como testigos por lo que es probable que se termine metiendo en la discusión. A juzgar por los testigos, el 2×1 con el que los supremos beneficiaron en 2017 a condenados por delitos de lesa humanidad tendrá un rol clave: de todos los testigos citados, casi la mitad está vinculado directa o indirectamente con los Derechos Humanos.
Está claro que el oficialismo sabe que se trata de un tema sensible para parte de la sociedad y es de esperar que el 24 de marzo próximo las movilizaciones alrededor del país con consignas alusivas sean por demás masivas. El tratamiento en la comisión de juicio político estará in media res, ya que los tiempos que se barajan son de dos a seis meses.
Dos aniversarios por demás simbólicos.
La Justicia argentina lleva detenida a Milagro Sala durante 7 años y nadie siquiera habla del tema. Como si ya se hubiese condenado por liderar una agrupación de nombre Túpac Amaru, el gobernador radical Gerardo Morales detiene a una mujer originaria por reclamar derechos para los pobres de forma tal que la oligarquía local le lance una cacería del estilo “primero te meto presa y después veo por qué” que ya lleva siete años, con causas que incluyeron delitos que son poco más que travesuras o números de supuesta corrupción que son chirolas en relación a casos que no detuvieron nunca a nadie.
Milagro Sala está presa por opositora, por pura discriminación y por un silencio atroz del resto del país, que después suele hablar con desagrado del trato a los pueblos originarios de hace más de 100 años. Si en vez de una mujer coya hubiera sido un porteño de visita o, mejor aún, un francés, no habría presos políticos en Argentina.
Y en esto Alberto se metió en un quilombo que lo lima día a día delante de parte de su electorado. Porque Alberto hizo campaña con Milagro Sala, la visitó al hospital cuando estuvo grave, pidió por su libertad y fue muy duro con la Corte Suprema. Sí, la misma que en diciembre confirmó el fallo de la justicia jujeña contra la líder de la Túpac y ahora está en guerra abierta con el gobierno. En cualquier caso, algo habrá cambiado en la visión de Alberto y el Frente de Todos porque ni siquiera se incluyó el tema en los justificativos para el Juicio Político a la Corte.
Y, también, el 18 de enero se cumplieron 8 años de la muerte de Nisman, en año electoral ¿Te enteraste? ¿Viste las marchas multitudinarias por todo el país? ¿Los informes especiales que pasaron todo el día durante semanas exigiendo justicia por un crimen tan atroz? Va quedando claro que sostener la hipótesis del asesinato cuesta cada vez más y rinde cada vez menos. Es un humilde pedido de este tipeador de caracteres que le pediría a la Justicia que se independice de las conveniencias electorales de la Triarquía del Lawfare y por el bien de la democracia deje avanzar la causa hacia el suicidio. No lo pedimos por que el juez es Julián Ercolini, el mismo que está hasta las manos con los chats de Lago Escondido y su mejor estrategia personal parece ser el corporativismo.
Stornelli, el acorralado
El fiscal Carlos Stornelli, vinculado con barras de Boca, con el dudoso Marcelo D’alessio, extorsionador y vulnerador serial de derechos procesales, consideró que la investigación por los chats entre el ministro de Larreta, D’alesandro, y el Smithers de Rossatti, Silvio Robles no era adecuada por provenir de una filtración ilegal.
Las palabras de Stornelli (o Extornelli como le decían con malicia) fueron tomadas por el juez Ramos y una de las cuatro causas contra Robles se cerró más rápido que una bala y en feria judicial. El misterioso denunciante fue Gastón Marano, un abogado de recorrido incierto pero recientemente famoso por defender a Gabriel Carrizo, el Gran Copito al que se le siguen buscando nexos políticos con sectores antikirchneristas. El saldo de la jugada: un fallo que podrán usar desde la Triarquía del Lawfare para hacerse los pelotudos con los chats que todos saben que son ciertos.
No hay medias tintas para Stornelli por la complejidad de las causas que lo persiguen: jugarse por la victoria electoral de Juntos e impedir cualquier modificación del oficialismo en la Justicia. Se la juega hasta lo obsceno porque está completamente acorralado.
Sin embargo, todavía no está todo dicho en Comodoro Py. Las causas impulsadas por los gobernadores del Frente de Todos Gerardo Zamora y Ricardo Quintela ya tienen asignados jueces y fiscales. También sigue viva en La Plata la denuncia de Axel Kicillof, que le tocó a Alejo Ramos Padilla y no parece dispuesto a declararse incompetente para que le saquen el caso.
Final de enero con comisión de juicio político
El 26 de enero, en el marco de las sesiones extraordinarias convocadas por el presidente Fernández, la comisión de juicio política de la Cámara de Diputados arrancó de forma multipartidaria. Una de las hipótesis era que Juntos por el Cambio no se presentaría ya que el Frente de Todos tiene la mayoría asegurada dentro de la comisión.
Finalmente, en un gesto que ayuda al debate democrático, todos los miembros se presentaron con el fin de rebatir los argumentos del oficialismo, calificándolo de ataque contra una Corte Suprema supuestamente independiente. También forma parte de la comisión Alejandro “Topo” Rodríguez, del Interbloque Federal, un grupo variopinto que pugna por la ancha avenida del medio desde el peronismo no kirchnerista. El diputado ya declaró que no acompañará el juicio político a ningún juez supremo.
La que dio la sorpresa, junto con toda la Coalición Cívica, fue Elisa Carrió. Pese a que probablemente le traiga problemas con sus compañeros de Juntos por el Cambio ella y sus diputades acompañaran al oficialismo, pero sólo en el caso de Ricardo Lorenzetti. Esto se debe a una vieja inquina por el que la exdiputada le inició, en su momento, un juicio político al cortesano de Rafaela por razones diferentes a las del actual gobierno. Además, Carrió se lanzó a la carrera por la presidencia (o usa el anuncio para la negociación)
Enero se fue con única reunión de la comisión de juicio político que, si consideramos el clima de polarización que vivimos, fue bastante tranquila. En febrero ya desde los primeros días habrá juntadas más jugosas, que incluirán testigos, testimonios, chicanas y, con suerte, pruebas.
Pero eso lo veremos los primeros días de marzo en Todo febrero es político.
Hasta entonces, espero leer sus comentarios para saber opiniones y temas de interés. Saludos y hasta dentro de un mes que seguramente será movidito.
Presidente de Trafkintu (por el momento)