Sociedad

Carta escrita en la esquina de un hospital Psiquiátrico

De verdad, créanme cuando les digo que debajo del sol no hay nada nuevo, el aborto no comenzó a practicarse a finales del siglo IX, el fascismo no fue solo con Mussolini, ni siquiera la religión se congregó por primera vez detrás de las puertas de una iglesia… créanme, porque yo sé que las palabras y los pensamientos son la misma cosa, así como el diablo y Dios son la misma persona, lo he visto detrás de su sonrisa que ahora extraño. Estoy un poco delirando, pero créanme porque la chica de al lado de mi casa no me cree, por eso créanme cuando les digo que se ama por lo que es y no por lo que hace ya que lo que se hace, muy ciertamente, corresponde a un determinado momento el cual se puede romper y arreglar todo el tiempo, en cambio lo que uno es, es su esencia, su alma, el estadio más puro que puede poseer una persona, y que por eso nos enamoramos cuando los poetas escriben acerca de ello porque son los únicos capaces de llegar a esa altitud en donde el diablo y Dios son la misma persona y en donde los pensamientos se alojan y se acomodan y se preparan para luego ser palabras, ellos son los únicos capaces de lograr tal manifestación sin siquiera buscarlo, por ejemplo, esto iba a ser un  ensayo político, no un pedido de súplica para que crean todos mis delirios, ni para que se enteren que extraño su sonrisa, por eso créanme, porque queda tan poco tiempo para que las palabras comiencen a desaparecer al igual que los mosquitos en invierno, aunque sea una mentira, al igual que las personas a mi alrededor cuando comienzo con mis delirios ¿por qué no les parecen maravillosos? ¡si lo son! Pero por favor, créanme cuando les digo que me fume un faso antes de escribir esto y por eso comienzo a sentir culpa cuando vuelvo a releer todo, culpa por estar pensando en Juan que es tan correcto y tan político y un poco sociólogo y a veces tiene razón e ideas estupendas que me hacen dar ganas de comenzar a escribir ensayos políticos y no pedidos de suplicas con mi otro yo, la que intenta ser un poco profeta; aunque para ser profeta hace falta decir unas cuantas cosas y hace falta que esas cosas impacten en los demás, yo nunca tengo nada para decir por eso callo, casi siempre callo, aunque si un solo ser humano, aparte de mí mamá, se animaría a abrir mis cuadernos, sabría por qué puse <casi siempre> y no siempre, ya que siempre hablo. De nuevo estoy delirando y los mensajes llegando, pero sigo escribiendo porque de verdad necesito que me crean todo lo que estoy diciendo y entonces mi papá dice que la plata está para gastarla ¿y qué tiene que ver con todo esto? absolutamente nada, pero créanme que lo quería decir, así como quise decir todo en aquella noche en la cual me silenciaste, no me bloqueaste, me callaste, me hubiera gustado mucho más que me bloquearas porque por lo menos así podría haber comprendido que no querías nada ¡viejo y maldito karma! pero me callaste por eso créanme que los sentimientos son frágiles y se rompen y se adaptan y se oprimen y se liberan en un intento de ensayo político que no termina siendo nada de eso y que de nuevo estoy sufriendo o delirando, por eso créanme cuando digo que quizás me gustó ella, así como es, un poco loca, un poco rota, un poco de todo eso que me pase escribiendo todo este tiempo, tristeza, entonces me gustó ella, sus ojos y la cantidad de misterios que guardaban dentro, pero créanme que no puedo dejar de pensarlo y comienzo a creer que algo me habrá hecho. Cortocircuitos por dentro en la lluviosa tarde de hoy y por eso rio y lloro sola en la compañía de una vela encendida escribiendo quizás lo más falopa que he escrito hasta mis días en mi computadora y pensando hacia qué título se encamina todo esto. Y acá estoy de nuevo para que me crean que me gusta mucho Julio Cortázar y Horacio y la forma de amar a La Maga… y la puta que me pario, casi se prende fuego el cuadro, de nuevo, por estar delirando con Rayuela y el ruido molesto del roce de la pulserita con el teclado de la computadora ¿Qué dirá Juan de que esté escribiendo todo esto en computadora? seguramente no le gustaría para nada, porque él es tan correcto y sabe que tengo una Remington juntando polvo en mi casa, pero está rota Juan, perdón, igual créeme que cuando la arregle voy a escribir en ella y gastar cientos de hojas por días, ni deforestar el amazonas alcanzará para cuando mi máquina de escribir se arregle, aunque la culpa me mate por estar pensando en esas absurdas cantidades de papel que voy a utilizar, como así me mata la culpa de estar pensando en esas cantidades de personas que tiran sus chicles viejos a la calle sin cargo de consciencia ni remordimiento, sin pensar que luego puede venir, una paloma, o un pájaro carpintero, o un cardenal, o un canario, o cualquier otro tipo de pájaro que junta cositas en la calle para su nido; juntar el chicle viejo y tirado en la calle pensando que le servirá para su hogar y morir en el intento de algo tan cotidiano para ellos porque el chicle viejo y tirado a la calle se les pegó en sus picos y no logran arrancárselo, por eso créanme que tirar chicles a la calle está mal, como así también está mal, aparentemente, meter los canelones congelados dentro de una olla con agua hirviendo ¿acaso no es el mismo mecanismo que cocinar ravioles? ¿Quién fue el responsable de la idea de meterlos en el microondas un par de minutos? no tiene sentido, aunque si lógica ¿acaso estas dos palabras no son lo mismo? son ravioles y canelones. Por eso tienen que creerme que el diablo y Dios son la misma persona, que los pensamientos y palabras son la misma cosa y que sentido y lógica son ravioles y canelones. Quizás esté delirando menos, porque las palabras están empezando a desaparecer, quizás dejé de ser un profeta y quizás ya es hora de entrar a ese edificio que hace tiempo estoy viendo, pero por favor créanme porque, quizás, sea el último contacto que tengan conmigo.

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