Un consecuente de un estado de anomalía implícito en cada parte morfológica e

inclusive en el juego de palabras del título, semejante al imaginario popular y a las

frases ya dichas que poseemos para anunciarnos herrumbrados por la humedad de un

cuerpo que siente y duele.

No necesita grandes dimensiones para poder captar empatía en quien la mire, sea por

el título o simplemente por la analogía cotidiana a los depósitos de basura que se

asemejan a esos seres que vagan las calles de noche en busca de que un camión los (nos)

levante de cualquiera de las formas posibles, al ser simplemente descartes de una sociedad que nos consume y nos deja: hechos bolsa.