Cómo si no fueran suficientes los hechos que transformaron en histórico al año 2020, emerge al escenario mundial la crisis multidimensional que atraviesa los Estados Unidos de América: racial, de pérdida de empleo, de representatividad política.
A la negación constante de la pandemia por parte del presidente Donald Trump y la poca seriedad con que se abordo el tema, se suma al clima político electoral la cuestión racial, intrínseca al sistema político de ese país.
Todo se desató por un video viral, donde se ve a un oficial de policía blanco asfixiando hasta la muerte a un sujeto negro tirado en el piso, que no opone resistencia “i can’t breath” “no puedo respirar” se oye en el audio del estremecedor video. Sí, como si fuera poco… Como si fuera poco las 100mil muertes por Covid-19, los 41 millones de puestos de trabajo perdidos; en un país donde el poder de los sindicatos ha disminuido notablemente los últimos años, atacados principalmente por el partido republicano (hoy gobernante) aumentando la brecha de la desigualdad de ingresos, según afirma el propio FMI[1].
Ya no basta el racismo sistémico, sino que además, en el afán de acumulación de riquezas, fue necesario borrar a las organizaciones sindicales del mapa. Tal vez por eso creyeron que a tantos abusos nadie respondería de manera organizada. Error.
Las marchas antifascistas se multiplicaron en las calles de todas las ciudades de los Estados Unidos siendo el tema principal en los medios de comunicación del mundo; la represión de las protestas, celebridades repudiando los hechos, nuevos videos de violencia institucional.
Pero lo que más me marcó, sobre todas las cosas, fueron dos videos viralizados de dos mujeres negras con discursos increíbles.
Es realmente impactante. La manifestante pone en relieve la gran contradicción: se exigen marchas pacíficas para luchar contra la violencia institucional, se pide poner la otra mejilla cuando se protesta justamente contra ellos, los que jamás pusieron la otra mejilla, los que siguieron sometiendo por siglos a vejámenes incomensurables a toda la comunidad afrodescendiente. “estoy cansada de ser pacífica”
El dolor se tornó insoportable, como si el video de Floyd fuese el video de todxs ellxs, de todos los recuerdos, de todas las veces que sufrieron en su carne el abuso.
El segundo discurso que me conmovió es el de la activista estadounidense Tamika Mallory:
No es casual que Tamika haya sido copresidenta de la marcha de las mujeres 2019. El discurso le sale de las entrañas, no hay nada que leer, no hay que pensar, las palabras brotan con furia, con emoción, con fervor.
“La tierra de los libres para todos no lo ha sido para los negros y estamos cansados. No nos hablen de los saqueos: son ustedes los que han saqueado a los negros. Estados Unidos saqueó a los pueblos indígenas cuando llegaron a aquí por primera vez. Saquear es lo que han hecho ustedes. Saquear lo aprendimos de ustedes. La violencia fue lo que aprendimos de ustedes, así que si quieren que hagamos lo correcto, pues hagan lo correcto ustedes ¡Carajo!”
El discurso de Mallory no solo significa por el mensaje, sino que instala un tema que sabemos, es el trasfondo de todo este asunto: el capitalismo y la esclavitud.
La historia eurocéntrica y colonial ha obviado, incluso Marx, la relación dependiente entre el surgimiento del capitalismo, el genocidio a los pueblos originarios de América y la esclavitud y el colonialismo en África.
En el libro de Eric Williams “Capitalismo y esclavitud” además de una obra notable, que debiera ser incorporada en el relato histórico latino, él resume en una frase este tema, que desde que la leí resonó en mí:
“Los indios sucumbieron rápidamente al trabajo excesivo que de ellos se requería, a la dieta insuficiente, a las enfermedades de los blancos y a su falta de capacidad para acomodarse a la nueva forma de vida. Acostumbrados a una vida en libertad, su constitución y temperamento no se adaptaban bien a los rigores de la esclavitud en las plantaciones. (arrebatado su sentido de la existencia) es decir, era un asunto puramente colonial, no económico. Un negro valía como 4 indios para los españoles. La fuente de abastecimiento de indios era limitada, la africana inagotable. Se robaba a los negros de África para que trabajasen la tierra robada a los indios de América.”[2]
Somos hijes, lamentablemente, de la misma opresión, del mismo fetiche que “comenzaba [la naciente clase capitalista] a calcular la prosperidad en libras esterlinas acostumbrándose a la idea de sacrificar vidas humanas a la producción.”[3]
Fuimos nosotres, con nuestro cuerpo y sangre los que aportamos con nuestro sacrificio a construir ese progreso, indefinido, sólo posible si y solo sí, eras blanco. El progreso tenía y tiene color de piel y procedencia.
Entonces… ¿cuál es el verdadero régimen? Si hablamos de un sistema económico, político y social cimentado en el genocidio y la destrucción. Nada bueno puede venir de allí. No estoy diciendo nada nuevo, pero mientras el imperio estadounidense estaba empeñado en realizar un golpe de estado efectivo en Venezuela, la bomba les explotó en casa, y como si esto no fuese poco, Venezuela realiza alianzas comerciales con otro país de los bloqueados por el gobierno norteamericano: Irán, con quien no hace poco intercambiaron misiles en una de las situaciones más tensas en términos militares desde la crisis de los misiles con Cuba.
Venezuela surfea el bloqueo económico aliándose con otro archienemigo de Estados Unidos, mientras frustra el golpe de Estado. Nada mal para “el régimen”.
Pero Irán va más allá, en palabras del ministro de relaciones exteriores de ese país, Javad Zarif: “Los países comunitarios (de la Unión Europea) que enjuician y juzgan muy rápidamente sobre los sucesos en los países no occidentales, esta vez continúan su ensordecedor silencio. Si los países comunitarios mantendrán su silencio ante la brutalidad de EEUU contra el pueblo y la prensa, deben hacer lo mismo hasta siempre”[4]
Atinadísimo el silencio ensordecedor. ¿Tendrá relación con el origen del capitalismo y la esclavitud de Williams? “También reducidos a la servidumbre blancos pobres del norte de Europa. (…) Entre 1654 y 1685 diez mil partieron sólo del puerto de Bristol, su mayoría con dirección a las Antillas y Virginia. En 1683 los servants blancos representaban una sexta parte de la población de Virginia. Dos tercios de los inmigrantes que llegaron a Pensilvania durante el siglo XVIII eran servants blancos; en el curso de cuatro años llegaron, sólo a Filadelfia, 25.000. Se ha calculado que más de un cuarto de millón de personas, durante el periodo colonial, pertenecían a esta clase, y que éstos constituían la mitad de todos los inmigrantes ingleses, la mayoría con destino a las colonias centrales.”[5]
Cualquier vida es sacrificable en el altar del capital.
Por eso y porque el racismo es un problema crítico en sus países es el ensordecedor silencio. Y también es ensordecedor el silencio de los medios en torno a las marchas que surgieron en Europa en apoyo al movimiento antifascista estadounidense, llegando incluso a la casa de Boris Johnson, el primer ministro del Reino Unido recientemente recuperado de Covid-19.[6]
Entonces, el problema del racismo es de todes. Y no como dicen algunes, que si empatizamos con la causa racial yanqui ha ganado el discurso la derecha, porque no se reinvindica “nuestros” muertos por violencial policial. Nada más alejado de la realidad.
Miremos lo que ocurre en Bolivia:
Un periodista anuncia que realizará una denuncia en la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) porque teme por su integridad y la de su familia, luego de amenazas recibidas por el gobierno de Jeanine Áñez, la presidenta de facto, que llegó al poder a través de un golpe de Estado racista y fundamentalista, muy parecido en el accionar al gobierno del presidente Bolsonaro.
El racismo también existe en nuestra América del sur, pero responde a intereses económicos de manera más directa: la gendarmería a Lewis, la policía jujeña a Ledesma, la policía chaqueña en pro del desmonte. El antagonismo: racismo norteamericano vs. racismo latino no existe, porque somos, como dice el poema: “de un pájaro las dos alas,
reciben flores o balas sobre el mismo corazón…”
Son los mismos vejámenes los que reciben los inmigrantes latinos en la frontera sur que los que proporciona el racismo a los afrodescendientes.
Es la misma historia colonial, donde nos sacrificaron en el altar del Dios dinero para que ellos se llenen de riquezas, manchadas de sangre, que les permite seguir sometiéndonos a un sistema cada vez más desigual.
Como dicen en las marchas antifascistas: nuestras vidas valen. Valen pero no solo porque los y las trabajadoras somos quienes podemos producir capital, sino porque somos humanos y humanas, esta tiene que ser la única razón por la que nuestras vidas valen. Se está resquebrajando la cultura del descarte y estamos siendo parte.
“Mientras alguien está en la cotidianidad no está “separado”, no tiene criterio, ni juzga. En cambio en la crisis, al separarse, desde la trascendencia, desde esa superación del horizonte, se vuelve sobre la cotidianidad para emitir un juicio. Esta crisis de la que hablamos es existencial, en el sentido de que es una crisis cotidiana, una crisis de vida para quien la experimenta, una ruptura en su vida. Nadie puede pensar si no se con-vierte de la cotidianidad al pensar, lo cual significa sufrimiento, ruptura de cantidad de hábitos, con-versión a una nueva vida. Jolif, un pensador francés de quien fui discípulo, dice del pensar, que es una “muerte a la cotidianidad”. Una muerte, porque si no muero al modo obvio e ingenuo de vivir en el mundo, en mi mundo, jamás podré pensar. El que hace filosofía repitiendo libros y estudiando sistemas, permaneciendo igual que antes de haber comenzado a estudiar, no hace filosofía; si su vida cotidiana no se pone en crisis radical y, del dolor de la muerte de su cotidianidad no surge un hombre nuevo, su pensar no es filosófico. O, más simplemente, no piensa.”[7]
La crisis, la muerte, puede ser una oportunidad si dejamos de lado lo superficial para poder observar más profundamente, en las raíces de los problemas que nos aquejan desde hace siglos y que ya estamos hartas de soportar. Nuestras vidas valen.
LIBRO COMPLETO CAPITALISMO Y ESCLAVITUD. ERIC WILLIAMS, https://drive.google.com/file/d/1X81z-92XE_04Gtc16TaNaiy9D1U9noqO/view?usp=sharing
[1] https://www.latimes.com/business/hiltzik/la-fi-mh-imf-agrees-loss-of-union-power-20150325-column.html
[2] Pág. 35-36. Capitalismo y esclavitud. Eric Williams.
[3] Pág. 32. Capitalismo y esclavitud. Eric Williams.
[4] https://www.trt.net.tr/espanol/mundo/2020/06/03/iran-reacciona-a-la-ue-relacionado-con-los-sucesos-en-eeuu-1428440
[5] Pág. 38. Capitalismo y esclavitud. Eric Williams.
[6] https://cnnespanol.cnn.com/video/francia-paris-protestas-covid-19-pandemia-george-floyd-cnn-primera-manana-cnne/
[7] Pág. 117. Introducción a la filosofía de la liberación latinoamericana. Enrique Dussel.