Valentina, querida.

Nunca dejo de pensar en aquél agosto

el suceso ocurrió hace ya más de dos años

el suceso que me partió el corazón en dos,

como un rayo cayendo sobre la tierra

la muerte cayó sobre mí por primera vez,

dos palabras

dos días

dos personas en la habitación

dos personas apartándose del mundo

como mi corazón: todo se dividió en dos.

Te pienso cada día y te busco cada noche

cuando observo el cielo me gusta pensar que habitas en la estrella más brillante

no me siento sola porque siempre estás persiguiéndome,

no podré escribirte como lo hacía antes

pero me conformo con poder mirarte.

No hubo despedida, no me arrepiento de ello

pero me duele no poder recordar qué fue lo que te dije

o qué fue lo que pasó

o qué fue lo que me dijiste

la última vez que te ví.

Tu risa perturba mi mente como una canción de cuna que no podés olvidar

y yo no puedo olvidarte

Valentina, querida

ojalá pudieras verme ahora

te sorprenderías de lo mucho que cambié

ya no escucho la música que antes nos gustaba a las dos

ya no tomo el mate con leche en polvo

como lo hacíamos en las tardes invernales en donde sólo reíamos y mirábamos películas de terror

ya no voy a la escuela, la terminé hace tiempo

ya no tengo miedo de hablar en público

ya no tengo 17 años

tengo 19

un año más que el que tenías vos aquél frío día de agosto en el que tu corazón decidió dejar de latir.

Valentina, querida

te extraño

qué más puedo hacer que extrañarte

nada.

1 comentario en “Valentina, querida.”

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