Temo,
temo nunca alcanzar la eternidad que ansío,
la eternidad de mi obra.
Temo,
temo morir sin haber hablado,
morir sin contar todo lo que he adorado.
El viento me susurra nombres de gente muerta,
la hojarasca evoca todo el tiempo que ha pasado,
la tierra húmeda me recuerda todo lo que alguna vez amé.
Hay una conexión sideral entre todas las cosas;
cada fragmento del cosmos es parte del orden trascendental.
Cada quien es un mundo cargado de verdades y significancia.
Somos, somos todo aquello que tocó nuestra alma,
todo lo que alguna vez anhelamos con vehemencia.
Somos la mirada que juzga y la mirada que entiende;
somos profundas y eternas contradicciones.
Encarnamos todo aquello que exaltamos
lo que ungimos y coronamos de laureles.
Habitamos los cadáveres que se ocultan bajo nuestro suelo;
cada cosa que hemos matado se nos ha hecho carne.