Tigre, tigre, que ardes fuerte
en la selva más sombría,
¿qué ojo o mano que no muere
pudo armar tu simetría?
¿Cuál abismo, cuáles cielos
encendieron tus pupilas?
¿Cuáles alas se atrevieron?
¿Quién urdió las llamas vivas?
¿Cuál fue el brazo, con cual arte,
que en tu pecho puso nervios?
Y el latido de tu sangre,
¿cuáles manos lo encendieron?
¿Qué cadena? ¿Qué martillo?
¿En qué horno tu cerebro…?
¿Cuáles puños al peligro
de aferrarlo se atrevieron?
Cuando el llanto de los astros
derrotados regó el cielo,
¿sonrió Él con su trabajo?
¿Te hizo a vos como al cordero?
Tigre, tigre, que ardes fuerte
en la selva más sombría,
¡qué ojo o mano que no muere
se atrevió a tu simetría!
Traducción de Mario Rucavado