No solía salir a caminar cuando estaba nublado, generalmente me da mucha flojera, como todo lo que conlleva un esfuerzo. Pero esta vez sentía que lo necesitaba, hacía días estaba encerrado en mi departamento sin motivo alguno, suelo tener esos momentos de soledad donde nada ni nadie me molesta y puedo pensar en muchas cosas sin necesidad de tener que andar buscando momentos aleatorios en el día que casi nunca llegan cuando los necesitas, y de repente un amigo o una persona compartiendo tu espacio llega con un “¿Estás bien? Como que colgaste mirando a la nada” y uno responde con el típico “Si, si estoy bien, estaba mirando… Eso” señalando a la nada, ese soy yo.

Al caso, salí a caminar un día de mucho frío, nublado, buscando ideas para escribir algo, la última cosa que escribí fue lo más agradable y raro que hice. Resulta que salí abrigado, como siempre, y con capucha, no suelo tener trayectos para recorrer, no me gusta hacer siempre lo mismo. Así que fui al parque, hice ta te ti y elegí una ruta al azar, hacía frío y no había mucha gente. El frío y la lluvia son excelentes excusas para quedarse durmiendo en la casa o tomando un café con licor de chocolate en mi caso. Salí sin miedo a mojarme, me encanta la lluvia y las tormentas eléctricas, es como que te conecta un poco a la esencia del humano, lo que somos cuando no tenemos control, algún que otro rayo por aquí, algún que otro destrozo por allá, gente herida, agua que nos llega al cuello, inundaciones, las relaciones no tienen límite.

Caminaba por un sendero de árboles, es extraño ver como el otoño puede ser tan bello a la vista, las hojas de los árboles caen de color amarillo, marrón, naranjas, y vos ahí, caminando sobre la muerte de todas ellas, su fin de ciclo, es curioso cómo vive una hoja, o un árbol, siendo semilla, desde una pequeña plantita que si llegas a pisar podes matar, algo tan frágil, tan lleno de vida ¿Quién pensaría que eso se convertiría en ese árbol de 30 metros que a cualquier chico le gustaría subir? Siguiendo ¿El árbol llora cuando pierde sus hojas? ¿Cómo hace para sobrevivir sin esa energía que le dan esas “Antenas” receptoras de luz? Sólo sé que guardan energía hasta tenerlas de nuevo en primavera, se podría hacer muchas comparaciones con esto y la persona,el amor, la vida, etc. pero no viene al caso.

En fin, caminaba por el sendero de árboles y hojas secas tan poéticas como encontrar el amor por accidente, cuando decidí sentarme en uno de esos árboles agrietados que tanto me gustan, son como vestigios de una guerra constante contra el tiempo, como que tienen sabiduría, cada una de sus marcas son un recuerdo de que allí, pasó algo interesante, allí pudo haber vida, o desgracia. Volviendo al tema, me senté a contemplar el cielo gris, las hojas amarillas, la poca gente que pasaba, y me sentí tranquilo, hasta que comenzó a llover, era de esperarse, día gris, frío, solo a mí se me ocurre hacer estas cosas, o tal vez no.

Siete árboles a mi izquierda, había alguien más, una chica que miraba hacia arriba, estaba abrigada también y sentada en un árbol más joven, sin que se dé cuenta me acerqué tres árboles y uno en frente, había una diferencia de cuatro árboles ahora, no sé qué estaría pensando, me gustaría poder leer la mente, la mente de ciertas personas solamente, imagínense leer la mente de todos, tanto barullo no te deja vivir tranquilo. Tenía cierto aire de soledad, de tristeza, como todas las personas que tienen un poco de respeto no quise sacarla de su momento de introspección, tal vez estaba recordando a alguien que había fallecido, o simplemente disfrutaba de esa naturaleza, dudo que esté haciendo relaciones entre una tormenta y las personas, o tal vez sí, en ese caso sería lo mejor que pudo haberme pasado.

Me calmé, estaba lloviendo ya así que me puse la capucha, es increíble cómo cambia la gente con tan solo un accesorio de la ropa, como se siente uno, como piensa, como se lo mira, generalmente una persona tiende a pensar mal de alguien que tiene capucha y es un desacierto casi importante creer algo malo de alguien así, pero tampoco estamos muy equivocados como sociedad porque la mayoría ya tiene esa idea instalada en la cabeza. Déjenme decirles algo, ella tenía capucha y era una persona totalmente diferente a la que cualquiera podría imaginar, no por cómo estaba vestida o que llevaba encima de su cabeza, su mirada, su expresión, su posición con los brazos enlazando sus piernas. Es imposible que uno no piense que esa persona es pura, es sensible, es hermosa. Me pregunto si se habrá enterado que estaba lloviendo, en esas circunstancias la lluvia es algo hermoso, la compañía perfecta para este momento transitivo entre dos personas, pero es solo eso, un momento. La tormenta es un momento, el invierno es un momento, el estar sentado en un árbol pensando es un momento, lo más hermoso de la vida es un momento.

Y como todo momento el mío terminó cuando me paré, observé por última vez a esa chica que seguía allí, nostálgica y hermosa pensando en quién sabe qué, pero sin duda disfrutando cada segundo de ese tiempo que decidió tomar, ignorando por supuesto, que iba a ser la inspiración de un muchacho que fue a buscar lo mismo que ella y que consiguió mucho más de lo que buscaba en ese momento.