Me dejaste un dolor inmenso, un dolor que me impide pensar, quedé inmerso en tu dulce tocar, en tus palabras escuchar, en tu ombligo apoyar mi cabeza para descansar, me permitiste tanto que sentí que incluso sentí que fui merecedor de ese trato, sentí que iba todo perfecto, que teníamos para rato, pero te enojaste por no haberte contestado un día, un día donde trabajé a la mañana, estudié en la tarde, trabajé en la noche, y salí cansado para volver a contestarte, absurdo, absurdo que vos me reclames por eso, ¡es absurdo! vos me demostraste ser una persona distinta, vos me prometiste comprensión y que protegerías mi sentir, vos misma me dijiste que podía no escribir, a la mínima que lo hago, me quitaste todo lo que dejaste impregnado en mí.

Te llevaste tu sonrisa, tus caricias, tus palabras, tus abrazos y tus gustos que tanto me encantaban, el libro que me recomendaste como la playlist de canciones que creamos juntos, te llevaste todo sólo por nada, yo no creía que ibas a explotar de tal forma, no creo que hayas estado correcta, y creo que tu yo con el que hablé opinaría lo mismo que yo, ésto es absurdo, repito, me repito, es absurdo.

Es absurdo, me ignoraste una semana completa sólo por no contestarte en menos de diez horas, es absurdo, siento que te estás agarrando de un pequeño problema para escaparte de mí, lo estás haciendo así, es obvio. Terminando los siete días que me parecen interminables, veo los audios que te mandé, mensajes que escribí, todo lo que hice para acercarme a ti en éste tiempo, y vos ni una sola palabra me dijiste, yo creía que te sentías mal, por eso lo hice, creí que estabas de nuevo en ese hueco de pensamientos que destruyen tu mente, intenté estirarte mi mano, estirar mi brazo, quedarme colgado sólo con los cordones de mis pies atados a un sucio clavo, me sumergí en todo el pozo donde creí que estabas, hasta que me respondiste y me contaste otra verdad.

Me contaste que te molestaste, que te pareció una falta de respeto no contestarte, yo lo entiendo, pero te explico toda mi situación, te explico con sentimientos, luego me pides un tiempo, yo no lo entiendo, te otorgo el tiempo que necesites para pensar en lo que tengas que pensar, yo voy a estar acá, con los brazos abiertos para poderte de nuevo abrazar.

Pasan dos semanas… me respondes historias, endulzas mi paladar, me mandas reels o fotos, y yo pensando que el tiempo ya pasó, te escribo con ganas de verte para que podamos charlar, me decís que no, que no respeto tu privacidad… no lo entiendo, ¿es acaso un juego vil en el que me estás metiendo? ¿te estás vengando por yo no haberte contestado por horas? 

Sólo veo venganza en tus palabras, tus acciones sólo son dolorosas y no entiendo, qué te habré hecho, por qué no me lo decís para que pueda comprenderlo.

Te envío una carta… mi mayor error por cierto, hablo sobre todo lo que compartimos, cito mensajes tuyos que quedaron grabados en mí, como cuando dijiste que mis poemas quedan inmortalizados en ti, o cuando dijiste que otro mati no habrá por aquí.

Me decís que me responderás luego, que estás ocupada, eso lo entiendo…

Voy a las redes sociales, ansioso con tu respuesta, con tu sorpresa de lo que escribo, espero que sea buena, que entiendas que va desde mi corazón, espero estar bien contigo.

Veo instagram, entro a mis chats, noto tus notas 

¿Pero qué mierda pasó acá? «primer día de novia con el chico más perfecto del mundo» ¿pero qué pasó acá? 

Huyo, huyo y no te quiero ver más, no quiero escribirte ni ponerme a pensar, no contesté lo que me contestaste hacia la carta que tanto sufrí para entregarte, me siento lastimado, engañado, atacado; leo de reojo tus mensajes «necesitaba tiempo para pensar algunas cosas», no me digas cuáles son, ya son muy obvias.

Noto las historias que subes, que ya tienes a alguien que te otorga el «interés» que tanto dijiste a medio de reels subidos a tus mejores amigos que yo no te daba, durante la primer semana que me ignoraste, me dolía ver que hablabas de un desinterés que yo no veía, yo nunca lo vi, al menos por mi parte… porque de ti, puedo decir a día de hoy que me usaste, que me tiraste, que hiciste lo que quisiste, me engañaste, me perturbaste, yo no sé qué creerte, siento miedo a recordar nuestro pasado, siento que encontraré más resentimiento aún, ¿por qué siento que me odias cuando dices que no es así?

Cómo hiciste para jugar tanto conmigo, ¿estabas hablando con él mientras jurabas darme lealtad? ¿hablabas con él cuando tuvimos esa conversación del miedo a la vulnerabilidad? ese miedo que ambos supuestamente compartíamos, donde no queríamos enamorarnos para no sentir el sucio filo de separarnos… pero ya lo hiciste vos, no tenés culpa alguna de lo que hacés, o eso creo.

Pero no me voy a interponer en tu camino, me autodestierro de vos, me esconderé donde no me busques, soy bueno haciéndolo, y soy aún mejor cuando la persona de la que me escondo, no me busca.