1.

Pienso secretamente que la realidad existe para que podamos especular sobre ella.

2.

En realidad no queremos conseguir aquello que creemos querer.

3.

El problema para nosotros no es si nuestros deseos están satisfechos o no. El problema es cómo sabemos lo que deseamos.

4.

Tras fracasar es posible seguir adelante y fracasar mejor; en cambio, la indiferencia nos hunde cada vez más en el cenagal de ser estúpido.

5.

La única vida de profunda satisfacción es una vida de lucha, especialmente con uno mismo. Si quieres seguir siendo feliz, sigue siendo estúpido. Los maestros auténticos nunca son felices, la felicidad es una categoría de esclavos.

6.

Vivimos en tiempos extraños en los que somos inducidos a actuar como si fuésemos libres.

7.

Estamos atrapados en una competición malsana, una red absurda de comparaciones con los demás. No prestamos suficiente atención a lo que nos hace sentir bien porque estamos obsesionados midiendo si tenemos más o menos placer que el resto.

8.

Nos sentimos libres porque nos falta el lenguaje necesario para articular nuestra falta de libertad.

9.

Parece como si en todos los niveles viviéramos, cada vez más, una vida desprovista de sustancia. Se consume cerveza sin alcohol, carne sin grasa, café sin cafeína, y, eventualmente, sexo virtual sin sexo.

10.

La idea liberal de tolerancia es más bien un tipo de intolerancia. Lo que significa es “déjame en paz, no me molestes, soy intolerante hacia tu exceso de proximidad”.

11.

La única medida del amor verdadero es: puedes insultar al otro.

12.

Tan pronto como renunciamos a la ficción y la ilusión, perdemos la realidad misma. En el momento en que restamos las ficciones de la realidad, la realidad misma pierde su consistencia discursiva.

13.

¿Qué pasa si el modo en el que percibimos un problema es parte del problema?