La depresión es una entidad que te carcome por dentro, llegando a provocar la implosión de tu ser.

Es entonces que comienzas a mutar, cambias a una forma en la que no te reconoces a ti mismo, y en cuanto lo notas, ya es demasiado tarde para retroceder, sólo puedes ver un espejismo de lo que alguna vez fuiste.

Presenciando lo que eres ahora, te aterras, pero comprendes que el ser humano se ha adaptado para sobrevivir, y en este mundo hambriento de bondad y compasión, era la única opción frente a sucumbir a la desolación.

Tu piel se torna más densa, mientras que tu mente se tergiversa elevando su complejidad, todo con el fin de evitar un desgarro emocional.