CARTA SIN DESTINO

Es enero las avenidas queman, la brea reúne chiclé negro sujeto entre el cemento y el polvo dilatado, dará la noche fresca el estado conciso, los sillones del tereré partes de la imagen cotidiana de la ciudad.

 Cuarzo de tiempo sin la noticia diaria, andar en la calle escuchar el punto triste del país, ratos de filas hablan del arrebato real a la dignidad popular, sin detener las miserias ni el sol.

Mi necesidad de creer en el horizonte como si lo encontrara detrás del vidrio que reproduce tantas veces quiera, llamé destino al collar de corazoncitos colorados tenues que se forman de los escombros en mi vida desabrida.

 De aquí y allá desvié en distracciones, los mensajes leen los pasos de la casa vacía en gestos de mi voz.

Lo vi, galante, sutil en los discos compartidos, melómano sónico de la colección de excelencia, indica una mente lejos de lo común, la intriga pone ante mí la lógica, la razón y el amor, no entender testaruda figuro rebuscadas hipótesis fantasiosas.

Un aroma agradable festeja de música, visto con faldas y adorno con alegría el collar como cinturón de una bailarina en tacos muy altos, desafino canturreos grotescos de loros.

Los films de ficción hacen posibles los viajes en el tiempo, plegar una pantalla de un salto ser la protagonista de la película, así leo tu mundo apasionado, sumo los cuerpos vivos de alas y materia, en silencio te encierro en mis espacios.

  La distancia pronto muestra tu ausencia, mi vida con los corazoncitos adornan desabridos una nota de deseos del nuevo año que rayé con diez palabras, al amanecer extrañas abandonarán el papel y estarán en tus sueños.

y te veo. Te veo vivir tras un vidrio con otras personas.