Liturgia de mozo

que flora en barro

Macerado pura sangre el pozo

que el viento cabe a galope,

de estirpe edificador labriego.

Amado la oscura noche

Sastre de la corte sesgo príncipe

tras huellas en oro el buen hombre

erguido de los aires en velo.

Montes la dama de estrellas

negaba el día cazador

de ocaso las bellas amaban

heridas lunas de amor.

Noble sería aquel que vio.

Desfile de muchachas sin rostros

condena su soledad recio 

mundano node mal.

Giró estrellas al cielo

en la alcoba de tules su embrujo

Invocando a los molinos tris elevación.

Peso desborda los tacos grises

aquella que reía en retos del peón de madera

mojando sus pies en la fuente

riego descansado de precio a la lujuria.

Moría su servil trapeo 

en cardos secos sus guantes.

El motín riesgo dorado

hurtó el baúl

 simulado espejo de su pensar.

Mas el robado enquisto sus clavos

fragilidad dolorida en maleficio

 muñeca de agujas enamorada.

¡Alerta al ladrón!

Todos resultaban sus ojos

el de la sonrisa deliciosa dueño.

La borraría entre malvivientes

y espesura negra de la huida,

ni redención a su cruel pecado

de vergüenza caería.

Firme al cielo danzo las manos de súplica a las estrellas.

¡No dejes que el príncipe sepa que fui la atrevida!

La manta se movió con pies descalzos.

La manta se movió en zapatos de gamuzas

Frotó los muslos, no regresar a los tules gélidos,

De bondad y afecto rodeaba

Mas camino rondaba

fusil distancia de gracias

calor de las caricias.

Ciclo de estrellas calderas

en fiesta que en la fugaz luz

vieron dos caer entre sus ojos.

Enferma de miedo vio su corazón latir

dentro del surco sonriente y corrió

lejos la balsa partió.

Sentado al ventanal

vive solamente en su bata sedosa

medita en las tildes luces roído de gris,

conserva la mirada de aquella fugaz.

Dos mantas las estrellas viejo baúl

Madrugadas de galante el señor, desnuda música

astros y acertijos a la dama.

Estirpe de la sangre brava del barro con las estrellas

Príncipe de las lluvias con sol.