El desamor tiene en sus manos prendas de perlas doradas indiferentes del cristal oscuro, el brillo del vientre abanicando como mitad de un cuerpo diferente, sereno, efímero.
El desamor es un nombre, un número, un puesto de anillos y pañuelos, tiene fragancias de perfumes importados del Nilo.
El desamor tiene todo lo que nada tiene en mitades, mitad vida mitad dormido mitad muerto.
El desamor es el rincón del alma con escamas en los puntos cardinales sin sentidos, ve todo en el humo de nada haber sido.
El desamor es el enero de las mismas cortes que celebran en las fortalezas de los nudos, en los diamantes del caserón tras un vidrio.
Conoce lo crudo del rechazo, la moneda cae ícono de un lado que muestra una herida, enseña en caras olvido que son solo monedas.
Tiene tanto de todo lo que no ha sido, la risa triste de los ojos que se cierran despiertos con ojeras de amar la mitad de uno mismo.