UNICORNIOS DE DOMINGOS

La virtud del escondite deja la vuelta en quietud de domingos, movimiento lento apareces, mi graciosa marioneta no encuentra las lágrimas del unicornio, eres en mi estremecimiento y me pregunto cómo es que te amo, un hombre autentico sin enigmas, con luces y sombras e identidad.

Abandonar esas horas, emerger de la careta, permitir mi derrumbe que te trae en presente,

 medita lo ausente, funda un querer colmado de ganas de robar las colinas íntimas, lo vivo que importa, desvía lo ordinario que te busca, daña, estado intranquilo roto con alertas.

¿Tendré unicornios los domingos? y ya no es sólo atracción de un juego, desafiar en la inmadurez de lesionar con @ los sueños en historias de tu entorno muy amado que el soneto de seda y flores lo envuelve.

 El amor es juego con unicornios y tu trotas en torres de otros aromas lejanos.

Y mi amor es unicornios de domingos.

Dejar sabores únicos en un medio día, darme dos días vistiendo delicadas que en tu boca cegando nuestra visión sin el tiempo, miles de migajas en las sensaciones del tacto sin sonidos.

 Crear un obsequio único desdoblando los segundos siendo mitades, amos de la alfombra, bohemios en el grueso de las influencias que disfruta el alma, trasmutando lo único, vos y unicornios los domingos.